
“Están asesinando a José Daniel Ferrer”: Familiares denuncian brutales torturas en la prisión de Mar Verde
Golpizas diarias, aislamiento extremo, amenazas de exterminio familiar y exposición deliberada a enfermedades infecciosas forman parte del infierno que vive el líder opositor cubano desde el 25 de junio.
Este sábado 5 de julio de 2025, familiares del líder opositor cubano José Daniel Ferrer pudieron verlo en la prisión de Mar Verde, según publican en su perfil de Facebook, tras múltiples impedimentos impuestos por las autoridades del penal. Lo hallaron devastado físicamente, con señales evidentes de torturas, extremadamente debilitado tras 11 días en huelga de hambre y expuesto a condiciones infrahumanas que podrían costarle la vida.
Desde el 25 de junio, por órdenes del teniente coronel Vladimir Pineda Guerra, jefe del penal, Ferrer ha sido víctima de una serie sistemática de golpizas y abusos crueles. Ese día, según el testimonio directo del propio Ferrer a sus familiares, comenzó una secuencia de torturas encabezada por Pineda y ejecutada por varios oficiales de la prisión:
Teniente Chacón, segundo jefe del penal Capitán José Miguel Hechavarría Gorget, jefe de Orden Interior Mayor Luis Yáñez Herrera, jefe de Tratamiento Educativo Capitán Liván Laugart Riquelme, jefe de Colectivo
Ferrer relató que las golpizas incluyen golpes en cabeza, espalda, abdomen, piernas y brazos, propinados con puños, pies y objetos contundentes. Fue obligado a permanecer en el suelo tras ser rociado con leche, que se secó sobre su cuerpo mientras las moscas lo devoraban, y no pudo bañarse hasta 48 horas después. Los guardias han usado técnicas de tortura como torcerle los dedos, intentar partirle la muñeca, apretarle la nariz y la cara para forzarle a abrir la boca, y sujetarlo por el cuello hasta casi asfixiarlo, con el objetivo de obligarlo a ingerir leche y ponerse el uniforme de preso común.
Desde el 1 de julio, las agresiones son diarias y sin horario fijo. El número de atacantes ha llegado hasta diez, incluyendo a reclusos comunes —supuestamente delincuentes— introducidos deliberadamente en su celda para continuar las golpizas. Ferrer ha sufrido tal nivel de abuso que ha llegado a defecarse encima por los golpes recibidos.
Los carceleros, con la justificación de que “si no hay visita no hay depósito”, han impedido el paso de alimentos, productos de higiene y medicamentos, lo que agrava aún más su estado de salud. A esto se suma una amenaza directa contra su familia: Ferrer advirtió a su esposa Nelva y a sus hijos que las autoridades le amenazaron con represalias mortales contra todos los que lleven su apellido, incluyendo el arresto de su esposa y el envío de su hijo a un centro de menores.
“Mejor váyanse del país si me matan, porque ellos han prometido acabar con todos ustedes”, les dijo Ferrer, según relataron los familiares.
El opositor también advirtió que antes del 25 de junio lo pusieron cerca de un recluso con tuberculosis, por lo que teme haberse contagiado dada su extrema debilidad física. Pidió a su familia no besarlo y no dejar alimentos en la prisión porque serían robados por los guardias. Confirmó que continuará la huelga de hambre y que no se doblegará ante la dictadura, reafirmando su compromiso con la libertad y los derechos humanos en Cuba.
Esta nueva denuncia se suma a un patrón sistemático de tortura y tratos crueles contra prisioneros políticos en la isla, lo que podría constituir crímenes de lesa humanidad según el derecho internacional. La comunidad internacional y los organismos de derechos humanos han sido nuevamente interpelados ante la urgencia de salvar la vida de José Daniel Ferrer, uno de los opositores más reconocidos del país.







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