
Mientras el Partido llama a la “defensa del socialismo”, Camagüey sobrevive entre apagones, hambre y desesperación
En una reciente publicación en su perfil de Facebook, Walter Simón Noris, Primer Secretario del Comité Provincial del Partido Comunista en Camagüey, exaltó una jornada de preparación combativa en la provincia como parte del “Día Territorial de la Defensa”. Según su relato, se trató de clases prácticas para enfrentar “escenarios de guerra no convencional”, así como visitas a trabajadores del municipio de Vertientes que producen alimentos “con fuerza mayor” para abastecer a la población.
Sin embargo, mientras las autoridades celebran ejercicios militares y exhiben supuestos logros revolucionarios, la realidad de los camagüeyanos dista mucho del cuadro optimista que intenta pintar el dirigente comunista. La provincia se encuentra sumida en una profunda crisis, marcada por apagones que superan las 20 horas diarias, escasez crónica de alimentos, colapsos en los servicios de salud y un creciente descontento popular.
El contraste entre la propaganda y el sufrimiento
El discurso de Noris, centrado en la “unidad en defensa del socialismo” y la necesidad de estar preparados ante una supuesta guerra, parece ignorar el conflicto real que enfrentan los camagüeyanos día a día: la lucha por sobrevivir. En las redes sociales y en testimonios recogidos por medios independientes, ciudadanos denuncian que la mayoría de los hogares apenas reciben 2 o 3 horas de electricidad al día, en horarios aleatorios que impiden incluso conservar los alimentos.
Las condiciones en los hospitales son precarias. Pacientes tienen que llevar sus sábanas, medicinas y alimentos, mientras doctores trabajan sin los recursos mínimos. La situación del transporte es crítica, con guaguas abarrotadas o inoperantes, y los productos básicos en las bodegas apenas alcanzan para unos pocos días al mes.
En Vertientes, el municipio que Noris menciona como ejemplo de producción, vecinos han reportado reiteradamente la falta de agua potable, la ausencia de carne en las dietas normadas y la imposibilidad de adquirir arroz, azúcar o aceite a precios asequibles. La supuesta “fuerza mayor” con que producen los alimentos parece más un eslogan vacío que una realidad palpable.
Entrenamientos para la guerra, mientras el pueblo pasa hambre
El énfasis del Partido Comunista en ejercicios militares y simulacros de defensa territorial parece responder más a una estrategia de control social que a una necesidad real. En un país donde no hay guerra declarada, pero sí una emergencia humanitaria creciente, priorizar la preparación combativa por encima de las necesidades básicas de la población es visto por muchos como una provocación.
“¿De qué defensa hablan si aquí no hay luz, no hay comida y no hay esperanza?”, escribió un usuario indignado en redes sociales tras leer la publicación del dirigente partidista. “Lo único que quieren es entrenar al pueblo para reprimir al pueblo”.
El pueblo camagüeyano ya no cree en discursos
La frase que cierra la publicación de Noris, “La lucha no ha cesado”, cobra un significado irónico en el contexto actual: para muchos cubanos, la verdadera lucha es sobrevivir cada día en un país sumido en la miseria. La desconexión entre la narrativa oficial y la vida cotidiana del pueblo es cada vez más evidente.
Mientras los dirigentes del Partido organizan actos simbólicos, los camagüeyanos enfrentan una crisis que no se resuelve con consignas ni simulacros de guerra, sino con acciones reales, soluciones urgentes y voluntad política para priorizar la vida del pueblo por encima de los intereses ideológicos del régimen.







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