Fallece Osmany Cienfuegos, responsable del crimen de la rastra contra prisioneros de la expedición de liberación de Bahía de Cochinos

Osmany Cienfuegos, figura prominente del régimen comunista cubano y hermano del desaparecido comandante Camilo Cienfuegos, ha fallecido dejando tras de sí una estela de impunidad y crímenes silenciados por la historia oficial. Uno de los actos más atroces ligados a su nombre es el conocido “crimen de la rastra”, cometido tras la expedición de liberación de Bahía de Cochinos en abril de 1961.

Luego de la derrota militar de los brigadistas cubanos que intentaban liberar a su país del naciente régimen totalitario, Osmany Cienfuegos ordenó el traslado de un grupo de prisioneros, algunos de ellos heridos, en una rastra metálica completamente cerrada. El vehículo recorrió durante casi nueve horas el trayecto entre la Ciénaga de Zapata y La Habana, bajo un calor insoportable y sin ventilación, agua ni atención médica.

Nueve de esos cubanos murieron asfixiados durante el traslado. Para los altos mandos del régimen, no era más que un daño colateral. A uno de los brigadistas que advirtió sobre el delicado estado de salud de los prisioneros, Osmany respondió fríamente: “No importaba, pues así se ahorraban balas”.

Esta frase, cruda y deshumanizante, quedó grabada en la memoria de los sobrevivientes como evidencia del desprecio con que el poder revolucionario trataba a sus opositores. Aquellos hombres, lejos de ser “mercenarios”, como intentó imponer la narrativa oficial, eran cubanos decididos a liberar a su nación del yugo comunista, muchos de ellos jóvenes expulsados de sus propias tierras por pensar diferente.

A pesar de su implicación directa en este crimen, Osmany Cienfuegos continuó ocupando cargos importantes dentro del régimen, incluyendo ministro de Turismo y coordinador del llamado Grupo de Apoyo al Comandante en Jefe. Su carrera fue adornada con reconocimientos, mientras el crimen de la rastra fue enterrado por décadas bajo el silencio institucional y la censura.

Su muerte no cierra una etapa, sino que la reabre con la exigencia de memoria, verdad y justicia. Porque aunque el régimen lo despida como un “revolucionario ejemplar”, la historia verdadera lo recordará por su papel en uno de los episodios más infames de la represión cubana.