Mike Hammer, el diplomático que incomoda al régimen cubano con su cercanía al pueblo

Desde que llegó a Cuba en noviembre de 2024, el Encargado de Negocios de la Embajada de Estados Unidos, Mike Hammer, ha hecho algo inusual: recorrer el país, conversar con ciudadanos comunes y escuchar directamente a quienes el régimen silencia. En apenas unos meses, este veterano diplomático se ha convertido en una figura incómoda para el castrismo, no por sus palabras altisonantes, sino por su firme compromiso con la verdad, los derechos humanos y la dignidad del pueblo cubano.

Un diplomático con trayectoria y convicciones

Hammer no es un improvisado. Tiene más de 35 años de carrera en el Servicio Exterior de EE.UU., habla español con fluidez y conoce bien la realidad latinoamericana. Ha sido embajador en Chile, en la República Democrática del Congo y enviado especial para el Cuerno de África. También fue portavoz de la Casa Blanca durante la presidencia de Barack Obama. Con ese recorrido, llegó a La Habana como el máximo representante diplomático estadounidense en Cuba, en un momento en que la isla vive una de las peores crisis de su historia reciente.

Pero lejos de encerrarse tras los muros de la embajada, Mike Hammer decidió salir a la calle. Ha visitado provincias, conversado con madres de presos políticos, líderes religiosos, periodistas independientes y activistas de derechos humanos. En cada encuentro ha dejado claro su propósito: apoyar al pueblo cubano en su legítima aspiración de libertad.

Un estilo directo que desafía al castrismo

“Quiero hablar con cualquier persona que quiera compartir sus perspectivas”, declaró Hammer al iniciar sus recorridos por el país. Y lo ha cumplido. En Villa Clara, se reunió con familiares de Andy García Lorenzo y Aroni Yanko. En Perico, Matanzas, fue hasta la casa del opositor Félix Navarro tras su liberación. En Santiago de Cuba, visitó a la familia de José Daniel Ferrer, líder de la UNPACU, uno de los presos políticos más emblemáticos del 11J. También se ha reunido con Berta Soler, líder de las Damas de Blanco, y con la economista y opositora Martha Beatriz Roque.

Cada uno de esos gestos, simbólicos pero profundamente humanos, ha sido respondido por el régimen con furia. Artículos en la prensa oficial lo acusan de “injerencista” y “promotor de la contrarrevolución”. El viceministro Carlos Fernández de Cossío lo ha señalado directamente, acusándolo de alentar acciones contra el Estado. Pero Hammer no se ha dejado intimidar.

“Seguiremos reuniéndonos con quienes defienden las libertades fundamentales en Cuba”, declaró el Departamento de Estado en respaldo a su labor. Y la Embajada en La Habana ha dejado claro que su Encargado de Negocios “no va a parar”.

Una diplomacia con rostro humano

En un país donde el contacto con funcionarios extranjeros puede significar acoso o prisión, la actitud de Hammer ha marcado una diferencia. Ha llevado la diplomacia al terreno de la empatía, de la solidaridad concreta con quienes sufren represión. No promete cambios mágicos ni soluciones instantáneas, pero ha devuelto a muchos cubanos la sensación de que no están solos, de que alguien con poder escucha y se interesa.

Mientras el régimen continúa negando la existencia de presos políticos y reprimiendo cualquier disidencia, Hammer insiste en algo esencial: escuchar. Y escuchar, en una dictadura, es un acto político. Al abrir los oídos a quienes el castrismo busca silenciar, Mike Hammer está haciendo mucho más que representar a un gobierno: está tendiendo puentes con una nación que sueña con liberarse.

Un puente entre orillas separadas

La relación entre Cuba y Estados Unidos sigue marcada por la desconfianza, el embargo y las diferencias políticas. Pero mientras no haya embajador designado —algo que no ocurre desde 1960—, Hammer encarna el intento de una diplomacia que no cierra los ojos ante las injusticias.

Su paso por la isla es una rareza en la historia reciente: un diplomático que no solo representa los intereses de su país, sino también los valores universales de libertad, justicia y derechos humanos. Un hombre que, con cada visita, con cada gesto, recuerda que el poder también puede usarse para acompañar, para escuchar y para defender al débil.

En tiempos de represión y silencio, su voz —y su presencia— son un eco incómodo para el régimen. Pero para muchos cubanos, son también una señal de esperanza.

2 respuestas a “Mike Hammer, el diplomático que incomoda al régimen cubano con su cercanía al pueblo”

  1. Avatar de Rigoberto Robles Ramírez
    Rigoberto Robles Ramírez

    hola me llamo Rigoberto Robles Ramírez soy cubano y vivo en la provincia de Camagüey. Me gustaría mucho conversar con Mike Hammer embajador de los EUA en Cuba

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  2. Avatar de Rigoberto Robles Ramírez
    Rigoberto Robles Ramírez

    Hola me llamo Rigoberto Robles Ramírez soy cubano y vivo en cuba en la provincia de Camagüey. Me gustaría contactar con Mike Hammer embajador de los EUA en Cuba

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