
Ex espía Gerardo Hernández ironiza sobre el apagón en Europa mientras Cuba enfrenta una crisis energética estructural
El exespía cubano Gerardo Hernández Nordelo, actual coordinador nacional de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), publicó este lunes en la red social X un comentario en tono irónico a propósito del apagón que afectó a varios países de Europa, incluyendo España, Portugal, Francia, Italia, Alemania y Reino Unido.
En su mensaje, Nordelo sugirió que, al igual que ciertos sectores critican a Cuba por sus constantes problemas eléctricos, deberían ahora calificar a Europa como un “continente fallido”. Aunque su publicación no establece una comparación directa, sí busca insinuar que los fallos energéticos ocurren en cualquier parte del mundo, minimizando así la gravedad de la crisis eléctrica que afecta a la isla caribeña.
Sin embargo, la realidad entre ambos contextos es profundamente distinta.
El apagón ocurrido el 28 de abril de 2025 en Europa fue un evento extraordinario, resultado de una inusual alteración en la red eléctrica continental. La desconexión de España del sistema interconectado europeo provocó cortes de luz en amplias zonas, aunque los servicios comenzaron a restablecerse en pocas horas gracias a la acción inmediata de las autoridades nacionales y los operadores eléctricos. Aunque en algunos casos se registraron interrupciones más prolongadas, como en Portugal, donde ciertos sectores permanecieron sin servicio hasta por 30 horas, se trató de un incidente aislado en un sistema que habitualmente funciona de manera estable y confiable.
En contraste, en Cuba los apagones no son excepcionales, sino parte de la vida cotidiana. Durante los últimos años, cortes de electricidad de más de 18 y hasta 20 horas diarias han afectado de manera sostenida a amplias zonas del país. A diferencia de lo sucedido en Europa, donde un fallo técnico extraordinario ocasionó una crisis puntual, en Cuba la falta de suministro eléctrico es estructural, resultado de décadas de deterioro de la infraestructura energética, falta de inversiones, escasez de combustible, abandono del mantenimiento industrial y una gestión estatal ineficiente.
Mientras en Europa las autoridades explican las causas de los fallos, implementan planes de contingencia y trabajan para restaurar el servicio en el menor tiempo posible, en Cuba las soluciones ofrecidas son parches temporales. La generación eléctrica nacional depende de termoeléctricas obsoletas, muchas de ellas con más de 40 años de explotación, y de costosas importaciones de combustible que el país no puede sostener de manera regular.
Además, en las democracias europeas los ciudadanos pueden exigir explicaciones, compensaciones y soluciones a sus gobiernos. En Cuba, en cambio, la falta de transparencia, la criminalización de las protestas y la ausencia de mecanismos efectivos de rendición de cuentas impiden que los ciudadanos reclamen sus derechos de manera efectiva.
La insinuación de Gerardo Hernández Nordelo, lejos de evidenciar un paralelismo real, destaca la desconexión entre la dirigencia cubana y la dramática situación que vive la población de la isla. Utilizar un incidente puntual ocurrido en Europa para intentar relativizar una crisis energética nacional profunda refleja, una vez más, la falta de voluntad política para reconocer y enfrentar los problemas estructurales de Cuba.
Mientras en Europa un apagón de horas es considerado una emergencia que debe ser resuelta con urgencia, en Cuba la oscuridad forma parte de la rutina diaria de millones de personas.







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