Indignación en La Habana por denuncia de maltrato médico en el Hospital Fructuoso Rodríguez

Deyni Terry Abreu denunció en una publicación en su cuenta de Facebook el trato humillante y negligente recibido por parte de la doctora Karla Pérez García, de la especialidad de ortopedia, en el Hospital Fructuoso Rodríguez, en la capital cubana.

“NO LE PERMITO A NADIE, QUE ME MALTRATE EN MI PAÍS, Y SI ES EXTRANJERA/O, MENOS”, fue la frase con la que comenzó su testimonio, en el que detalla cómo, tras acudir con fuertes dolores y dificultad para caminar, fue ignorada, maltratada verbalmente y enviada sin evaluación médica a realizarse una placa, que luego fue descartada por la propia doctora, alegando que había sido regañada por indicar ese tipo de estudios.

Terry Abreu relata que la doctora ni siquiera se dignó a examinarle la rodilla lesionada: “No recomendó bolsas de hielo, ni reposo, ni antiinflamatorio, ni nada”, escribió, dejando claro que fue gracias a una atención médica previa que pudo soportar el dolor hasta ese momento.

Al regresar con los resultados de la radiografía, la respuesta de la doctora Karla Pérez fue aún más desconcertante. Según el testimonio, minimizó el diagnóstico, negó la entrega de cualquier orientación escrita y, ante la insistencia de Terry, respondió con burla junto a otros colegas presentes en la consulta. Uno de ellos llegó incluso a entonar consignas políticas, como si estuvieran en una tribuna ideológica, en lugar de un centro de salud.

“No entiendo por qué están aquí”, expresó Deyni en medio de la consulta, refiriéndose al grupo de médicos extranjeros, lo que desató una respuesta arrogante: “Ellos dijeron que pagaban para estar aquí y mucho más”.

A pesar del maltrato, Terry logró que su queja fuera escuchada por la jefa de guardia, quien reconoció la procedencia de la denuncia y la derivó con una trabajadora social. Esta última, en ausencia de la responsable de quejas, gestionó una solución de urgencia, contactando a un profesor que medió con el grupo de médicos y terminó gestionándole una consulta alternativa para el día siguiente.

Sin embargo, Terry concluye su relato con una amarga reflexión: el grupo de médicos implicados salió tranquilamente a almorzar, sin mostrar el más mínimo gesto de disculpa. “Su derecho termina, justo, dónde comienza el mío”, recalcó.

La publicación ha desatado una ola de reacciones en redes sociales, donde muchos cubanos se sienten identificados con su testimonio. El sistema de salud cubano, que durante años ha sido uno de los pilares de propaganda del régimen, parece resquebrajarse en la práctica cotidiana, dejando a los ciudadanos entre la desidia, la politización del servicio y la falta de recursos básicos.

Este episodio vuelve a poner sobre la mesa las múltiples denuncias que existen sobre la calidad de la atención médica en Cuba, donde los hospitales públicos, otrora orgullo nacional, hoy enfrentan una profunda crisis, tanto material como ética.