Fallece el niño cubano Geobel Damir Ortiz Ramírez tras luchar por su vida en hospital de Miami

En horas de la madrugada de este sábado, alrededor de las 5:00 AM (hora local), falleció el niño cubano Geobel Damir Ortiz Ramírez, quien permanecía hospitalizado en el Nicklaus Children’s Hospital en Estados Unidos, donde recibía tratamiento por una grave enfermedad oncohematológica que no fue adecuadamente tratada en Cuba.

La supuesta causa del fallecimiento fue una sepsis generalizada y un shock séptico, según informó el Dr. Miguel Ángel Ruano a este medio, en una actualización urgente.

La sepsis es una respuesta inflamatoria severa del organismo ante una infección grave, que puede tener consecuencias letales, como en el caso de Damir. Cuando el sistema inmunitario pierde el control y comienza a atacar al propio cuerpo, los tejidos y órganos vitales se ven comprometidos. La situación se agravó hasta evolucionar a un shock séptico, la manifestación más severa de una infección sistémica, que provoca un colapso cardiovascular y una hipoperfusión tisular, culminando en un paro cardiorrespiratorio fatal.

Un desenlace que pudo evitarse

El caso de Damir ha conmovido a la comunidad cubana dentro y fuera de la isla. Su historia expuso duramente las fallas del sistema de salud cubano. En el Instituto de Hematología de Cuba, según denuncias de sus familiares y del propio Dr. Ruano, nunca le fue administrada la doxorrubicina, un medicamento fundamental en tratamientos oncológicos, con el argumento de que “no era necesario” en la fase inicial.

Fue solo al llegar a Estados Unidos, tras una campaña de presión pública y solidaridad internacional, que se le realizó una nueva evaluación médica y se comenzó finalmente con el tratamiento adecuado, aunque ya en un estado avanzado y delicado.

Una tragedia que indigna

El fallecimiento de Damir es una tragedia profundamente dolorosa, no solo para sus familiares y allegados, sino también para una comunidad que ha seguido su caso con esperanza y dolor. La negligencia en su atención médica inicial y la tardía respuesta que solo pudo llegar tras salir del país, dejan en evidencia la crisis del sistema sanitario cubano y el precio que pagan quienes dependen de él.

Hoy, Damir se convierte en un símbolo de lo que no debe volver a repetirse. Su historia debe resonar como un llamado urgente a la humanidad, a la solidaridad y a la exigencia de responsabilidad para con quienes, como él, dependen de un sistema para vivir.

La activista Avana de la Torre afirmó: “El niño pudo haberse salvado si no hubiera contraído esa bacteria en el hospital en Cuba. No murió por la enfermedad que padecía, sino por una infección ajena a su diagnóstico inicial. Y eso se lo debemos al sistema de salud cubano.”

Descansa en paz, pequeño guerrero.

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