
¿Libertad académica o complicidad institucional? Sergio Guerra Vilaboy es homenajeado en España pese a señalamientos por censura en Cuba
Mientras Europa se jacta de sus valores democráticos y su compromiso con los derechos humanos, un episodio reciente pone en entredicho la coherencia ética de algunas de sus instituciones académicas. Sergio Guerra Vilaboy, historiador oficialista cubano y figura señalada por múltiples voces del exilio por su rol en la represión intelectual dentro de la Universidad de La Habana, ha sido recibido con honores en varias universidades españolas.
En su perfil de Facebook, Guerra Vilaboy anunció con orgullo que el pasado 14 de marzo recibió la condición de Miembro Correspondiente de la Academia Iberoamericana de La Rábida, en un acto oficial en presencia del presidente de dicha entidad y de la rectora de la Universidad de Huelva. Días después, ofreció una conferencia titulada “Momentos de la historia reciente de Cuba: una perspectiva comparada” en la Universidad de Barcelona, invitado por la profesora Chiara Pagnotta, y se prepara para continuar su gira por la Universidad de Zaragoza.
Pero lo que en apariencia es una gira académica normal, ha desatado una ola de indignación entre quienes han sufrido la censura, la persecución y el silenciamiento en el sistema universitario cubano. Uno de ellos es el joven historiador Leonardo Fernández Otaño, quien no tardó en reaccionar ante la noticia. Desde el exilio, Fernández compartió en redes sociales su testimonio personal, recordando que fue precisamente Sergio Guerra quien facilitó su expulsión de la Universidad de La Habana por motivos ideológicos.
“Hace unos días un colega me envió un enlace: al abrirlo me percaté que Sergio Guerra Vilaboy, el hombre responsable de mi expulsión en la Universidad de la Habana, estaba de gira por varias universidades españolas”, escribió Fernández. “Realmente es preocupante que un sujeto señalado por varias organizaciones de derechos humanos debido a su complicidad e implicación en las violaciones de los principios de las libertades académicas, venga a impartir conferencias y cursos en instituciones situadas en estados democráticos y liberales”.
Las palabras de Fernández no son una opinión aislada. Académicos, estudiantes y activistas han cuestionado durante años la legitimidad de Guerra Vilaboy como representante de la historiografía cubana. Bajo su gestión al frente de la Facultad de Filosofía e Historia, numerosos jóvenes fueron hostigados, vigilados, silenciados o directamente expulsados por expresar opiniones contrarias al régimen.
“Lo más triste es pensar en los estudiantes españoles que lo escuchan sin saber que tienen delante a un censor que sería capaz de expulsarlos de sus carreras”, lamenta Fernández Otaño.
Universidades en la mira: ¿falta de información o indiferencia ética?
Este caso no solo pone en entredicho la figura de Sergio Guerra, sino que lanza una seria advertencia a las instituciones que lo han acogido. ¿Se informaron suficientemente sobre su historial? ¿Es compatible con los valores universitarios invitar a quienes han sido cómplices de un sistema represivo que castiga la disidencia académica? ¿Es legítimo que condecoraciones y fondos públicos se destinen a premiar a quienes han servido a un aparato estatal que viola derechos fundamentales?
La contradicción resulta evidente. Mientras desde Bruselas se condena a regímenes como el de Vladimir Putin o Nicolás Maduro por su autoritarismo, y se celebra la caída de dictaduras como la de Franco, en los auditorios de universidades españolas se otorga legitimidad a agentes del totalitarismo cubano. “Los dobles estándares son vergonzosos”, resume Fernández. “Por un lado se festeja la muerte del dictador Francisco Franco, mientras que por el otro se le dan condecoraciones y acceso a las aulas a censores y violadores de los derechos humanos”.
Un llamado a la Universidad de Huelva, la Universidad de Barcelona y la Universidad de Zaragoza
Desde este medio, hacemos un llamado respetuoso pero firme a las autoridades académicas de las universidades mencionadas:
• ¿Conocen el papel que ha jugado Sergio Guerra Vilaboy dentro del sistema de represión ideológica cubano?
• ¿Están sus instituciones verdaderamente comprometidas con los principios de libertad de cátedra y derechos humanos?
• ¿Revisan el historial de los invitados que traen a sus aulas y que presentan ante sus estudiantes como referentes intelectuales?
La memoria de quienes fueron silenciados, expulsados o forzados al exilio por pensar distinto no puede ser borrada con homenajes ni con discursos huecos. La reparación y la no repetición comienzan por escuchar a las víctimas, no por premiar a los responsables.
No se trata de censura. Se trata de coherencia.
El respeto por la libertad académica y la defensa de los derechos humanos no puede ser selectivo. Las universidades no deben convertirse en espacios donde se blanquea la imagen de quienes han servido a regímenes que castigan el pensamiento libre. Hoy, España tiene la oportunidad de ser fiel a sus valores democráticos. La pregunta es: ¿lo hará?







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