En Cuba, la historia de Yoaimis Tamayo Valdés se ha convertido en un grito desesperado que clama por justicia. Su hijo, Geovanis Ramón Álvarez Tamayo, de 31 años, falleció bajo circunstancias que ella denuncia como negligentes y dolorosamente inhumanas en una de las prisiones más duras del país.

Geovanis había sido condenado a seis años de privación de libertad, de los cuales ya había cumplido cinco, atravesando varias cárceles en las que las condiciones eran cada vez más duras. Según relata Yoaimis, el joven intentó fugarse brevemente en un momento de desesperación por ver a su abuela enferma, quien lo había criado desde los cinco años. Esta acción le costó ser trasladado a prisiones más severas, a pesar de que la madre asegura haber pagado una multa impuesta por las autoridades para evitar que aumentaran su condena.

La situación empeoró cuando Geovanis fue trasladado al centro penitenciario de Baraguá, conocido por sus terribles condiciones. Allí, Yoaimis empezó a notar un deterioro físico en su hijo. A pesar de que su familia lo visitaba regularmente y le llevaba comida, Geovanis fue enflaqueciendo rápidamente. En sus visitas, Geovanis les contaba sobre las malas condiciones que enfrentaba, incluidas la falta de alimentos adecuados y la carencia de atención médica.

“Mi hijo estaba flaco, lleno de churre y me decía que lo estaban matando de hambre. No comían arroz, solo harina y basura”, relata la madre, indignada. Según su testimonio, las autoridades de la prisión impedían incluso que se le ingresaran medicamentos o comida adecuada.

El 31 de agosto, durante una visita que Yoaimis no pudo realizar, su hijo confesó a su familia que tenía dengue. Aunque lo llevaban a la enfermería, no había tratamiento adecuado disponible. El 7 de septiembre, Yoaimis recibió una devastadora llamada: su hijo había fallecido, aparentemente por un infarto. A partir de ese momento, comenzó un calvario para obtener respuestas sobre las causas reales de la muerte de su hijo.

“La prisión no me dio ninguna explicación concreta. Al principio me dijeron que murió de un infarto. Luego, tras la necropsia, me dijeron que fue una ‘sepsis generalizada provocada por una infección urinaria’. Hasta el día de hoy, nadie me ha llamado ni se ha presentado para darme respuestas”, denuncia con desconsuelo la madre.

Yoaimis también acusa a las autoridades penitenciarias de haber ignorado la salud de su hijo y de no haberle brindado la atención médica adecuada, lo que culminó en su trágica muerte. Además, denuncia las paupérrimas condiciones en las que le entregaron las pertenencias de Geovanis: “Me dieron dos sábanas negras llenas de churre, una banqueta llena de cucarachas y una camisa de preso rota. Nada de lo que yo le había llevado en las visitas”.

Esta madre cubana, desesperada y abatida por la pérdida de su hijo, no se resigna a quedarse en silencio. A pesar de las posibles represalias, ha decidido levantar su voz y hacer pública su historia, con la esperanza de que otras madres que se encuentran en situaciones similares puedan encontrar fuerza para exigir justicia. “Culpo por la muerte de mi hijo al jefe de la prisión, a los reeducadores, al médico que no le brindó el tratamiento adecuado y, sobre todo, al gobierno cubano que nos está matando poco a poco”, sostiene con firmeza.

Yoaimis finaliza su denuncia con una declaración contundente: “Llegaré hasta el final. No me importa nada porque sé que con esto no voy a recibir a mi hijo de vuelta, pero al menos lograré dar un escarmiento y darle fuerza a las madres que están en la misma situación que yo”.

Esta denuncia fue enviada a la redacción de ClickCuba, donde Yoaimis Tamayo Valdés busca visibilizar la trágica situación de su hijo y la de otros reclusos que enfrentan condiciones similares en las prisiones cubanas. El caso de Geovanis Ramón Álvarez Tamayo es una dolorosa ilustración de las condiciones de las cárceles cubanas, donde, según denuncias de diversas organizaciones de derechos humanos, los presos sufren de malnutrición, falta de atención médica adecuada y constantes abusos de poder.