
Luis Alberto García ironiza sobre la “nacionalidad” de los alimentos y advierte de un “delito de lesa cultura”
El actor cubano Luis Alberto García Novoa volvió a provocar debate en redes sociales tras publicar en Facebook un texto cargado de ironía, referencias históricas y crítica cultural, a propósito de la reciente polémica sobre qué alimentos pueden o no considerarse “cubanos”. Sin mencionar directamente a responsables concretos, su mensaje apunta a un discurso oficial que ha puesto en entredicho la “cubanía” de productos básicos como el arroz y la papa, en medio de la crisis alimentaria que atraviesa el país.
“Poner en entredicho nacionalidades y/o pertenencias de algunos integrantes del condumio criollo” —escribe el actor— no es un simple desliz retórico, sino algo que califica como un “delito de lesa cultura” y un precedente peligroso. Para García Novoa, la comida no es solo sustento, sino parte esencial de la identidad nacional construida “durante años con tanto sacrificio”.
En su publicación, el actor recurre al humor ácido para desmontar la lógica excluyente de ese discurso. Equipara la idea de “desnaturalizar” alimentos con la de negar la cubanía a personas nacidas en la isla, recordando que los criollos —hijos de peninsulares— también fueron en su momento cuestionados. “No puede ser que Leonardo Gamboa sí y este dúo alimenticio no”, ironiza, en referencia al arroz y la papa.
La sátira va más allá y roza el absurdo deliberado: García Novoa imagina un futuro en el que se retire la ciudadanía a vacas, cerdos, gallinas y hasta a los huevos, por no haber estado presentes cuando Rodrigo de Triana avistó tierra. Desde ahí despliega una larga lista de productos fundamentales en la mesa cubana —el maíz, el café, la guayaba, el pan, la cerveza, el ron, la pizza, los tamales— para subrayar una realidad histórica incontestable: la cultura culinaria cubana es mestiza, híbrida y resultado de múltiples influencias extranjeras.
El texto también deja espacio para una crítica social más directa. Al hablar de los pescados y mariscos “autóctonos”, el actor señala que, aunque existan, no están al alcance del “populacho menesteroso y vulnerable”, sino reservados para visitantes y sectores con solvencia económica. La referencia no es casual: enlaza la discusión cultural con la desigualdad y la exclusión que marcan hoy el acceso a los alimentos.
En el cierre, García Novoa evoca figuras emblemáticas de la cocina cubana como Nitza Villapol y Bernabé Ordaz, símbolos de una tradición gastronómica pensada para el pueblo. “Nos están quemando durísimo”, sentencia, antes de despedirse con un tono entre el cansancio y la resignación, aludiendo incluso a su estado de salud.
La publicación ha sido leída por muchos usuarios como una respuesta inteligente y mordaz a intentos de redefinir la identidad nacional desde el poder, en un contexto donde la escasez convierte el discurso sobre la comida en algo profundamente político. Más allá del humor, el mensaje de Luis Alberto García plantea una pregunta de fondo: ¿qué queda de una nación cuando se pretende borrar, incluso desde el lenguaje, aquello que históricamente la ha sostenido?






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