Diálisis y embargo: cuando la narrativa oficial no resiste los hechos

Una publicación reciente en X de Suselys Morfa González vuelve a colocar sobre la mesa uno de los argumentos más recurrentes del discurso oficial: que el embargo de Estados Unidos impide a Cuba acceder a máquinas de diálisis y que esa situación deja a decenas de pacientes sin atención médica.

Según el mensaje, empresas como Baxter Healthcare y Drake Willock se niegan a vender estos equipos citando esa política, lo que obligaría a Cuba a adquirir menos máquinas en Europa a un mayor costo. El resultado, afirma Morfa, sería que alrededor de 180 pacientes queden sin tratamiento.

La afirmación, sin embargo, no se sostiene desde el punto de vista legal ni técnico.

El punto que el post omite

El embargo estadounidense no prohíbe la venta de medicamentos, equipos médicos ni alimentos a Cuba. Esa exención existe desde los años noventa y está recogida en la legislación vigente. Una máquina de diálisis es, sin discusión, un equipo médico autorizado para la exportación bajo licencias específicas.

Por tanto, afirmar que el embargo “impide” la venta de estos equipos es, como mínimo, una simplificación engañosa.

Negativas comerciales no son prohibiciones legales

El hecho de que determinadas empresas no vendan a Cuba no equivale a una prohibición impuesta por el embargo. En la mayoría de los casos, se trata de decisiones empresariales basadas en factores ampliamente documentados:

Cuba es un cliente con un largo historial de impagos a proveedores internacionales, incluidos suministradores del sector sanitario en Europa y Asia. A esto se suma la falta de garantías financieras, la inexistencia de crédito internacional y la imposibilidad de operar con normalidad en el sistema bancario global.

Para un fabricante de equipos médicos complejos, vender sin garantías de cobro, sin soporte técnico estable y sin una cadena asegurada de repuestos e insumos representa un riesgo legal y sanitario considerable. Esa realidad explica muchas de las negativas que el discurso oficial atribuye al embargo.

El uso político de las comparaciones de costos

El post también introduce una comparación de precios entre supuestas máquinas restauradas en Estados Unidos y equipos nuevos en Europa. Este argumento ignora aspectos esenciales como certificaciones médicas, garantías, mantenimiento, responsabilidad legal y viabilidad financiera de la operación.

Sin bancos corresponsales ni mecanismos de pago confiables, Cuba no puede acceder a esos mercados en las condiciones que plantea la publicación. Reducir el problema a una cuestión de precios es una forma de desviar la atención del verdadero fondo del asunto.

El problema estructural que no se menciona

Si la venta de equipos médicos está permitida y existen proveedores en múltiples países, la pregunta que queda fuera del post es evidente: por qué el sistema de salud cubano continúa sin recursos básicos.

La respuesta apunta a décadas de mala gestión, priorización del gasto político sobre el sanitario, corrupción estructural y el uso sistemático del embargo como explicación única para un colapso que es, en gran medida, interno.

Conclusión

El mensaje de Suselys Morfa en X no describe una prohibición real, sino una narrativa política que confunde decisiones comerciales con sanciones legales. El embargo no impide la venta de máquinas de diálisis a Cuba.

Lo que impide su adquisición es la falta de solvencia, credibilidad financiera y capacidad operativa de un Estado que sigue utilizando el embargo como coartada para ocultar responsabilidades propias.

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