Una niña cubana y una verdad sin filtros: “Esta es la tierra que merecemos”

Un video compartido en Facebook por el actor cubano radicado en Uruguay, Harold Crespo Marrero (Matero Cubano), se ha hecho viral en las últimas horas por una razón sencilla y poderosa: la voz de una niña cubana diciendo, con una claridad desarmante, por qué Uruguay es hoy su tierra.

En el video, la niña responde a un comentario que la invita a “volver a su tierra”. Su respuesta no tiene odio, ni consignas, ni rencor. Tiene algo mucho más difícil de refutar: experiencia vivida y gratitud sincera.

“Perdón, pero nosotros no nos vamos a volver a nuestra tierra. Porque estamos ahora mismo en nuestra tierra”, dice. Y a partir de ahí, construye un razonamiento que ha conmovido a miles de personas dentro y fuera de Uruguay.

La niña se define como uruguaya no por un documento, sino por lo que ha encontrado en ese país: trabajo, comida, techo, educación, respeto y humanidad. Habla de un lugar donde se saluda, donde la gente piensa en los demás, donde no se vive con miedo ni abandono. Habla, en definitiva, de dignidad.

“Uruguay ayuda mucho a las personas… aquí sabemos que no estamos solos”, afirma. Y añade algo que resuena especialmente entre quienes han tenido que salir de Cuba con sus familias: el agradecimiento. No solo por haber sido acogidos, sino por haber sido tratados como personas.

El impacto del video se refleja en los cientos de comentarios que acompañan la publicación. Cubanos que recuerdan las carencias que dejaron atrás y celebran ver a sus hijos crecer sin ellas. Uruguayos que expresan orgullo por su país y dan la bienvenida a quienes llegaron a trabajar y a vivir en libertad. Migrantes de otros países que se reconocen en esas palabras dichas “desde la inocencia”, como repiten varios usuarios.

“Los niños dicen verdades que los adultos a veces prefieren no escuchar”, escribió uno de los comentaristas. Otro resumió el sentir general: “Eso es estar agradecidos con Uruguay”.

También hubo debate. Como suele ocurrir cuando se habla de migración, identidad y política. Pero incluso en las respuestas más críticas, el centro del video se mantuvo intacto: una niña explicando por qué un país puede convertirse en hogar cuando garantiza lo esencial.

Harold Crespo Marrero, visiblemente emocionado en su respuesta a los comentarios, reconoció que las palabras de la niña le dieron fuerzas para seguir adelante frente a los ataques y el odio en redes. “Todavía estoy llorando”, escribió. “Los niños ven el lado bueno de las cosas”.

El video no es un discurso político ni una provocación. Es un testimonio. Y quizás por eso ha tocado tantas fibras. Porque recuerda algo básico que a veces se olvida en medio del ruido: nadie abandona su país por capricho, y nadie llama hogar a un lugar que no le ha devuelto la esperanza.

Cuando la niña se despide con un sencillo “Chaito, los quiero”, deja flotando una frase que resume toda su intervención:

“Esta es la tierra que merecemos los cubanos”.

Y frente a una verdad dicha así, sin artificios, sobran los argumentos y faltan las palabras.

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