Cuenta regresiva a la burla: Gerardo Hernández provoca en redes y la ciudadanía responde

Desde el 15 de diciembre, el ex agente de inteligencia cubano Gerardo Hernández Nordelo ha convertido sus redes sociales en una cuenta regresiva cargada de sarcasmo político. A través de varias publicaciones casi idénticas, acompañadas por un reloj de arena y el mensaje “A quienes decían que iban a tumbar la Revolución en 2025, les quedan X días”, Hernández ha ido reduciendo el número día tras día, mientras celebra el 67 aniversario del triunfo revolucionario y cita consignas oficiales.

Lejos de generar respaldo unánime, la estrategia ha provocado una ola de respuestas ciudadanas que reflejan el hartazgo, la polarización y el profundo malestar social que atraviesa el país. Los comentarios —que suman miles de reacciones, cientos de comentarios y decenas de compartidos— muestran un escenario muy distinto al que pretende proyectar la propaganda oficial.

La burla como mensaje político

Las publicaciones, repetidas entre el 15 y el 18 de diciembre, siguen el mismo patrón visual y discursivo. Cambia únicamente el número de días restantes —16, 13, 5— mientras se insiste en la idea de que la Revolución “sigue viva” y que quienes anuncian su caída se equivocan.

El tono no es casual. En un contexto marcado por apagones prolongados, inflación, escasez de alimentos, migración masiva y deterioro de los servicios básicos, el mensaje funciona como una provocación directa a una ciudadanía que sufre las consecuencias del colapso económico. Para muchos usuarios, la cuenta regresiva no es una demostración de fuerza, sino una burla desde el poder.

Respuesta ciudadana: indignación, ironía y memoria

La reacción no se hizo esperar. Bajo las publicaciones de Hernández se acumulan comentarios que cuestionan el concepto mismo de “victoria” y desmontan el discurso triunfalista:

“No hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo resista”. “Una victoria para ustedes y una derrota para el pueblo”. “Los padres y abuelos que ustedes dicen honrar se están muriendo de hambre”. “Eso que llamas revolución está tumbado hace años; lo que falta es el último empujón”.

Otros usuarios recurren a la ironía para responder al “tic-tac” oficial, recordando promesas incumplidas, planes económicos fallidos y anuncios repetidos de que “el próximo año será mejor”. También aparecen señalamientos directos a la condición de Hernández como figura privilegiada del sistema, desconectada de la realidad cotidiana que vive la mayoría de los cubanos.

Polarización sin consenso

Aunque también hay defensores del discurso oficial —que repiten consignas, acusan de “odiadores” a los críticos o apelan a la memoria histórica—, el volumen y la contundencia de las respuestas críticas evidencian una fractura social profunda. La narrativa de resistencia ya no logra ocultar el desgaste acumulado tras más de seis décadas de poder.

En lugar de reafirmar autoridad, la cuenta regresiva ha terminado funcionando como un termómetro del descontento. Cada publicación suma más voces que cuestionan no solo el presente, sino la legitimidad de un relato que insiste en hablar de victorias mientras el país se hunde en la precariedad.

Más que un conteo, un síntoma

La estrategia de Gerardo Hernández revela algo más que provocación política: expone la incapacidad del discurso oficial para conectar con una ciudadanía exhausta. En un país donde sobrevivir depende de remesas, inventos diarios y sacrificios constantes, el “tic-tac” no se percibe como amenaza, sino como desconexión y desprecio.

Mientras el ex espía celebra aniversarios y juega con el calendario, las redes sociales devuelven una imagen clara: la burla ya no intimida y la narrativa de triunfo choca de frente con una realidad que millones de cubanos no pueden ignorar.

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