La intervención de Emilio Interián desata una grieta interna en el oficialismo cubano

La intervención del diputado Emilio Interián Rodríguez en la Asamblea Nacional del Poder Popular no solo rompió con el tono habitual del parlamento cubano, sino que ha provocado un debate abierto dentro del propio entramado oficialista, evidenciando una división cada vez más visible entre cuadros, militantes y comunicadores alineados con el régimen.

Lejos de tratarse de una polémica entre “oficialismo y oposición”, lo ocurrido tras su discurso revela una fractura interna: sectores que defienden una mayor flexibilización económica frente a otros que consideran cualquier apertura como una amenaza ideológica al proyecto revolucionario.

Una intervención incómoda

Durante su intervención, Interián cuestionó abiertamente los bajos incentivos al productor agropecuario, defendió que quien trabaje y produzca eficientemente debería poder prosperar económicamente, y puso como ejemplo realidades productivas de otros países. Aunque no mencionó explícitamente el capitalismo, sus palabras fueron interpretadas por sectores ortodoxos como una apología indirecta de modelos ajenos al socialismo cubano.

El discurso fue aplaudido dentro del hemiciclo y rápidamente se viralizó fuera de él, lo que activó una respuesta casi inmediata en redes sociales, especialmente desde perfiles vinculados al aparato ideológico.

El ala crítica: “apología del capitalismo”

Una de las voces más duras contra el diputado ha sido Karima Oliva Bello, residente en México, quien publicó extensos textos denunciando que la intervención de Interián constituye una violación del marco constitucional y un intento de “normalizar” la idea de que no existe alternativa al capitalismo.

En sus publicaciones, Oliva Bello sostiene que: El discurso del diputado contribuye a la naturalización del liberalismo económico. Se intenta reescribir la historia del campo cubano anterior a 1959. Se desplaza el debate hacia la empresa privada, ignorando deliberadamente otras formas como el cooperativismo. Se estaría promoviendo, desde dentro, una matriz de opinión favorable a la privatización.

Para este sector, lo grave no es la figura del diputado en sí, sino que un “Héroe Nacional del Trabajo” exprese esas ideas en la Asamblea, dotándolas de legitimidad simbólica.

Paquito de Cojímar: un golpe directo

La respuesta más comentada llegó desde Francisco Rodríguez Cruz, conocido como Paquito de Cojímar, quien publicó un mensaje breve pero contundente:

“A dirigentones y comunangas que tienen hijos viviendo afuera, por favor, abstenerse de dar lecciones de cómo ser revolucionario…”

El post fue interpretado como una respuesta directa a quienes atacan a Interián desde posiciones de comodidad geográfica, mientras defienden una ortodoxia ideológica que no practican en lo personal. El mensaje encendió aún más el debate y dejó al descubierto contradicciones profundas dentro de la élite militante.

Militantes divididos, discurso fragmentado

Las reacciones posteriores confirmaron lo que ya era evidente: no existe una posición unificada dentro del oficialismo. Comunicadores, académicos, militantes y cuadros intermedios se han alineado en bandos opuestos:

Unos defienden al diputado como alguien que describe una realidad insostenible. Otros lo acusan de servir —consciente o inconscientemente— a una agenda de desmontaje ideológico.

Incluso figuras habituales del discurso oficial han intercambiado críticas públicas, algo poco común en un sistema donde la disciplina narrativa ha sido clave durante décadas.

Más que un diputado, una señal de desgaste

Lo ocurrido tras la intervención de Emilio Interián Rodríguez trasciende a su figura. El episodio expone:

El agotamiento del discurso económico tradicional. La incapacidad del régimen para sostener un consenso interno. El miedo de ciertos sectores a que el debate deje de ser controlado.

Por primera vez en mucho tiempo, el conflicto no se produce en los márgenes, sino en el centro mismo del poder político, y se libra a la vista de todos.

La pregunta ya no es si el modelo está en crisis, sino cuánto tiempo más podrá el régimen contener un debate que ya se ha filtrado incluso en su propia Asamblea.

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