
Sin ultrasonidos para embarazadas, pero con combustible para actos políticos: denuncia desde Medialuna
El joven Yurisnel Domenech Atencio, residente en el municipio de Medialuna, provincia de Granma, ha hecho pública una denuncia que expone con crudeza las prioridades del poder local y, por extensión, del sistema que gobierna la isla. Su testimonio revela cómo la propaganda política se impone incluso sobre necesidades básicas como la atención médica a mujeres embarazadas.
Según relató, el martes antepasado acudió alrededor de las seis de la mañana al Policlínico Municipal Real Podio Saborí para realizarse un ultrasonido. No había fluido eléctrico. En el lugar esperaban entre 15 y 20 mujeres embarazadas. Con el paso de las horas, la cifra aumentó hasta unas 30 o 40. La explicación ofrecida por el personal fue siempre la misma: no había combustible para encender la planta eléctrica del policlínico.
La espera se prolongó durante toda la mañana. A las dos de la tarde, sin que apareciera el combustible prometido, el servicio no se prestó y las pacientes comenzaron a marcharse. Una semana después, la escena se repitió casi de forma idéntica. Las mismas embarazadas, la misma ausencia de electricidad y la misma respuesta oficial. Ante la experiencia previa, Yurisnel decidió retirarse sin esperar.
La contradicción quedó al descubierto poco después. Coincidiendo con la realización de un acto político en Cinco Palmas, por el llamado “alto patriótico” que conmemora el reencuentro de Fidel y Raúl Castro, el combustible sí apareció. No para garantizar la atención médica en el policlínico, sino para transportar personas al evento oficial.
“Entonces me pregunto cuáles son las verdaderas prioridades de los dirigentes comunistas en mi municipio, en mi provincia y en mi país”, cuestiona Yurisnel. “¿Es más importante un acto político que hacer un ultrasonido a una embarazada?”
La denuncia se extiende más allá del sistema de salud. El joven señala el contraste entre las inversiones en obras de carácter simbólico o propagandístico y el abandono de servicios sociales esenciales. En Medialuna, el Museo Casa Natal de Celia Sánchez recibió una reparación capital. También se ejecutaron trabajos de “reanimación” en una arteria principal del municipio, acompañados de grandes carteles y fotografías.
Sin embargo, a escasos metros de las sedes del gobierno municipal y del Partido Comunista, la casa materna se encuentra en condiciones deplorables. “Parece literalmente una casa embrujada”, describe. “Como si fuera un escenario para una película de terror”.
Para Yurisnel, la comparación es evidente. “Es como tener a un hijo sin zapatos, y en lugar de resolver eso, gastar el dinero en una fuente decorativa”. A su juicio, se aprueban presupuestos millonarios para obras que no resuelven los problemas acumulados de una sociedad sumida en una crisis profunda, no solo económica, sino también moral.
Los más vulnerables son, según denuncia, los niños y los ancianos. Menores que van a la escuela sin desayunar y sin haber dormido debido a los apagones. Personas mayores que sostienen platos vacíos porque las pensiones que reciben no alcanzan ni para cubrir unos pocos días de alimentación, después de toda una vida de trabajo.
A esto se suman los apagones interminables, el estrés cotidiano y la pérdida de alimentos que se echan a perder por falta de electricidad. En ese contexto, cuestiona que se sigan financiando obras sin impacto social real mientras faltan insumos tan básicos como jeringuillas en los policlínicos.
El testimonio enlaza esta realidad con la ausencia de derechos y la criminalización de la protesta. Denunciar apagones, exigir servicios básicos o reclamar libertad es tratado como un acto de traición. Yurisnel recuerda el Manifiesto del 10 de Octubre de Carlos Manuel de Céspedes, cuando se denunciaba que gobernar con un “brazo de hierro ensangrentado” impedía a los cubanos pedir remedio a sus males sin ser considerados traidores. Más de un siglo después, sostiene, la lógica represiva persiste.
Mientras tanto, los jóvenes optan por marcharse. No por inconsciencia, sino tras medir los riesgos. Prefieren desafiar selvas, océanos y rutas mortales antes que quedarse en un país sin oportunidades. La reciente tragedia de jóvenes de Niquero que perdieron la vida en una salida ilegal es, para él, una prueba dolorosa de esa realidad. Padres y madres que ya no volverán, hijos que crecerán sin ellos y una pregunta imposible de responder.
“La gente dice que esos jóvenes no midieron el peligro, pero yo creo que lo midieron muy bien”, afirma. “Y se dieron cuenta de que no hay nada más peligroso que quedarse aquí”.
La conclusión de Yurisnel Domenech Atencio es clara. La libertad no se alcanza caminando de rodillas. Solo puede construirse desde la denuncia pacífica, la exigencia de derechos y la negativa a normalizar el abandono, la corrupción y la propaganda vacía. Un camino difícil, pero, como él mismo afirma, el único que permite vivir con dignidad.






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