Pérez-Oliva, sobrino nieto de Fidel Castro, ya es diputado y queda habilitado para optar a la presidencia

La sesión de diciembre de la Asamblea Nacional del Poder Popular volvió a confirmar una constante del sistema político cubano: mientras el país enfrenta una crisis económica y social sin precedentes, el poder se reorganiza puertas adentro para garantizar su continuidad.

En ese contexto, Óscar Pérez-Oliva Fraga, identificado como sobrino nieto de Fidel y Raúl Castro, fue integrado oficialmente como diputado del parlamento cubano, un paso clave que lo habilita constitucionalmente para poder optar al cargo de presidente de la República.

Un requisito legal, no una elección popular

Según la Constitución vigente, solo los diputados de la Asamblea Nacional pueden aspirar a la presidencia. Esto no implica una elección directa por parte de la ciudadanía, sino un proceso interno en el que la propia Asamblea —controlada íntegramente por el Partido Comunista— propone, vota y ratifica al jefe de Estado.

En la práctica, el pueblo cubano no elige al presidente, y la condición de diputado funciona como un requisito formal que permite ejecutar decisiones previamente tomadas en los niveles más altos del poder.

Un movimiento que sigue un patrón conocido

El ascenso de Pérez-Oliva Fraga no ocurre de manera aislada. Su trayectoria reciente responde a un esquema ya utilizado por el régimen en otras transiciones internas: primero cargos técnicos o ministeriales, luego responsabilidades políticas, más tarde el acceso al Parlamento y, finalmente, la posibilidad de ocupar la presidencia.

Ese mismo camino fue el que llevó a Miguel Díaz-Canel al poder, sin elecciones libres ni competencia política real.

Continuidad familiar en medio del colapso nacional

La noticia se produce mientras la Asamblea debate oficialmente sobre una “crisis sistémica” y sobre las “perspectivas económicas” del país. Sin embargo, fuera del discurso institucional, la realidad es otra: apagones prolongados, escasez de alimentos, salarios insuficientes, servicios básicos colapsados y una creciente pérdida de legitimidad del modelo político.

En ese escenario, la incorporación de un miembro del entorno familiar del clan Castro al órgano que decide la presidencia refuerza la percepción de continuidad del poder, no de renovación ni de apertura democrática.

¿Será presidente?

Por ahora, no existe anuncio oficial de que Pérez-Oliva vaya a ocupar la presidencia. No obstante, su nombramiento como diputado elimina el principal obstáculo legal que se lo impediría.

En el sistema cubano:

No ser diputado impide aspirar. Serlo abre la puerta.

El paso ya está dado.

Una Asamblea sin representación ciudadana real

Aunque el Parlamento se presenta como el máximo órgano del poder del Estado, no representa la pluralidad política ni la voluntad popular, sino los intereses de una estructura de partido único que se reproduce a sí misma.

La discusión sobre la crisis económica contrasta con la rapidez y precisión con la que el régimen asegura su relevo interno, incluso recurriendo a vínculos familiares, mientras los ciudadanos siguen sin voz ni voto sobre el rumbo del país.

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