Artista cubano pionero del rap enfrenta grave crisis de salud y queda sin hogar en Estados Unidos

El artista cubano Alain García Artola, conocido como Alayo, uno de los pioneros del movimiento del rap en Cuba y originario de Santiago de Cuba, atraviesa una situación extrema de salud y vulnerabilidad social en Estados Unidos, según una publicación difundida en Facebook por su amigo José Casavielles.

Alayo, residente actualmente en Boston, padece sicklemia (anemia falciforme) desde la infancia, una enfermedad crónica que con los años ha derivado en un deterioro severo de su función renal. De acuerdo con el testimonio, uno de sus dos riñones ya presenta fallos importantes y los médicos intentan aplicar tratamientos para evitar que deba someterse a diálisis o a un trasplante renal, una opción que no está cubierta por su seguro médico y cuyo costo resulta inalcanzable.

La compleja situación médica provocó la pérdida de su empleo, lo que a su vez le impidió continuar pagando el alquiler de su vivienda. Como consecuencia, Alayo se encuentra actualmente sin hogar, sobreviviendo entre refugios para personas sin techo en la ciudad de Boston.

El pasado sábado 13 de diciembre, tras permanecer 17 días hospitalizado, fue dado de alta sin que existiera una alternativa habitacional o un respaldo social que le permitiera recuperarse en condiciones dignas. Desde entonces, ha tenido que regresar a la misma situación de calle, en pleno invierno, uno de los más duros en el noreste de Estados Unidos.

José Casavielles, amigo cercano desde la etapa en que ambos trabajaban en el ámbito artístico en Cuba y hoy residente en Bruselas, Bélgica, decidió hacer pública la situación tras haber brindado ayuda económica de manera puntual. Sin embargo, reconoce que no puede sostener solo una ayuda continuada debido a sus propias responsabilidades familiares.

Según explica, Alayo ha evitado durante años exponer públicamente su realidad por pudor y por no querer incomodar a amigos y conocidos. No se trata, subraya, de alguien que busque compasión o beneficios personales, sino de un artista y padre que atraviesa un momento límite y necesita apoyo para cubrir necesidades básicas mientras logra estabilizar su salud y reconstruir su vida.

Entre las necesidades urgentes se encuentran la compra de medicamentos esenciales, alimentos, así como un saco de dormir, cobertores y un colchón inflable que le permitan descansar mínimamente en los refugios. A ello se suma el impacto emocional de la soledad, la enfermedad y la distancia de su hijo de cinco años, a quien no puede acompañar como quisiera debido a su estado actual.

La publicación hace un llamado directo a quienes conocen a Alayo, a antiguos colegas del mundo cultural y a cualquier persona que desee ayudar, ya sea con apoyo económico o simplemente estableciendo contacto humano en un momento de extrema fragilidad. Mientras se gestiona la creación de una vía formal de recaudación de fondos, se invita a comunicarse directamente con él para conocer cómo colaborar.

El caso de Alain García Artola pone rostro a una realidad poco visible: la de artistas cubanos que, tras emigrar, enfrentan enfermedades crónicas, precariedad económica y desprotección social, incluso en países con sistemas de salud avanzados. Hoy, su historia apela a la solidaridad y a la responsabilidad colectiva de no dejar solo a quien fue parte fundamental de una generación cultural y hoy lucha, literalmente, por sobrevivir.

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