Mike Hammer agradece apoyo y renueva su invitación a seguir conociendo la Cuba real

El encargado de negocios de Estados Unidos en La Habana, Mike Hammer, publicó en la red social X un nuevo mensaje de agradecimiento a los cubanos, celebrando su primer año al frente de la misión diplomática y renovando una invitación que se ha vuelto característica durante su gestión: recorrer barrios, hogares y espacios comunitarios para escuchar directamente a la gente.

En su mensaje escrito y acompañado de video, Hammer expresa agradecimiento “de corazón” por las muestras de afecto recibidas y exhorta a los cubanos a continuar enviándole sugerencias sobre lugares donde debería estar para comprender mejor la realidad cotidiana. “Nos vemos pronto”, concluye, reafirmando el tono cercano que ha marcado su presencia dentro de la isla.

Una práctica sostenida, no un gesto aislado

Aunque el mensaje circuló con repercusión entre usuarios, esta no es una iniciativa novedosa. Hammer ha convertido los encuentros directos con ciudadanos en un sello de su labor: ha visitado barrios populares, se ha reunido con emprendedores, familias e iniciativas comunitarias, así como con integrantes de la sociedad civil independiente.

Estas actividades —inusuales para un diplomático en Cuba dado el historial de control estatal sobre contactos con embajadas— se han mantenido a lo largo del año y han generado atención tanto dentro como fuera del país. Mientras el régimen intenta restringir y vigilar cualquier intercambio autónomo, Hammer ha insistido en salir de los salones oficiales y caminar calles reales, hablar con personas reales, escuchar historias reales.

Diplomacia a pie en una sociedad fragmentada

La estrategia de cercanía directa rompe con el modelo tradicional impuesto por las autoridades, que intentan canalizar toda interlocución a través de marcos controlados. Pero el representante estadounidense ha optado por otro camino: acercarse a los cubanos sin intermediarios institucionales, algo que para muchos no pasa desapercibido.

Su invitación pública a recibir recomendaciones de lugares por visitar o incluso a compartir un café —a través de un correo oficial— sugiere una intención de seguir ampliando esos vínculos pese a presiones políticas.

Un mensaje más amplio entre líneas

Detrás del tono amistoso se percibe una señal clara: Washington busca conectar con el país real, el que sobrevive entre apagones, inflación, escasez y deterioro social profundo, lejos del discurso triunfalista que intenta proyectar la cúpula gobernante.

Hammer no pide conocer monumentos ni actos organizados. Pide ver la vida verdadera.

En un sistema que intenta monopolizar la narrativa, ese gesto —ya sostenido a lo largo de meses— adquiere un peso simbólico.

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