Cuba vive otro colapso energético: apagón general en el occidente y termoeléctricas fuera de servicio agravan el déficit

El sistema eléctrico cubano volvió a entrar en crisis durante las últimas 24 horas, con un apagón general en toda la zona occidental y un déficit que supera los 2.000 megavatios, según los reportes más recientes. La situación, lejos de mejorar, confirma el deterioro acelerado de las termoeléctricas y la incapacidad del Estado para garantizar un servicio básico que hoy condiciona la vida de millones de cubanos.

Apagón masivo en occidente: de Pinar del Río a Cienfuegos

En horas de la tarde del 2 de diciembre, la Unión Eléctrica notificó un colapso que dejó sin electricidad a provincias enteras: Pinar del Río, Artemisa, Mayabeque, La Habana, Matanzas y Cienfuegos quedaron completamente a oscuras tras una desconexión del sistema eléctrico nacional.

La interrupción fue atribuida a una combinación de “salidas imprevistas” en varias unidades termoeléctricas y a la caída abrupta de la generación disponible. La UNE no detalló tiempos de recuperación ni ofreció un cronograma claro de restablecimiento, lo que generó una nueva jornada de incertidumbre en la población.

Termoeléctricas clave fuera de servicio

Las últimas 24 horas han estado marcadas por un deterioro notable de las principales plantas de generación del país:

Felton (Holguín) mantiene una de sus unidades fuera de servicio por averías, y la otra opera de forma inestable. Renté (Santiago de Cuba) continúa con unidades desconectadas por roturas que no han sido solucionadas. Santa Cruz del Norte (Mayabeque) mantiene fuera de línea su unidad 3, sin fecha confirmada de reincorporación. Más de 100 motores de generación distribuida están paralizados por falta de combustible y lubricantes.

La combinación de averías, mantenimiento acumulado y falta de combustible ha dejado al sistema sin capacidad real de respuesta ante picos de demanda.

Déficit diario que supera los 2.000 MW

Los datos reportados por la UNE indican que el país dispuso de aproximadamente 1.240 MW de generación real, frente a una demanda que superó los 2.300 MW, creando un déficit imposible de cubrir.

En la práctica, esto significa apagones prolongados y repetidos, sin horarios establecidos y con afectaciones que se extienden durante las 24 horas del día, incluso en sectores considerados “protegidos” como La Habana.

Qué vive hoy la población

Aunque el régimen continúa ocultando cifras provinciales, las denuncias ciudadanas reportan que:

En el interior del país los cortes llegan a 18–20 horas diarias. En La Habana, los apagones ya no son la excepción: vecinos reportan cortes de 4 a 10 horas incluso en municipios históricamente priorizados. Con la crisis de combustible, muchos barrios pasan largos periodos sin energía, afectando bomba de agua, refrigeración de alimentos y servicios básicos.

Los apagones de las últimas 24 horas han coincidido con uno de los peores niveles de generación del año.

Una crisis estructural sin señales de mejora

La nueva ola de apagones demuestra que el sistema eléctrico nacional está colapsado estructuralmente. Las termoeléctricas no cuentan con repuestos, no reciben mantenimiento real y dependen de improvisaciones constantes para sostener una generación mínima.

La falta de inversión, la obsolescencia de la infraestructura y el deterioro del combustible disponible hacen que cualquier promesa oficial de “recuperación” resulte insostenible.

Las últimas 24 horas reafirman lo que ya es cotidiano para los cubanos: un país donde la electricidad es un lujo intermitente y la noche oscura se ha convertido en símbolo de una crisis sin salida a la vista.

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