“Maduro es el último muro de la tiranía”: María Elvira Salazar y el ultimátum de Washington

El contexto de tensión

En las últimas horas, la crisis entre Estados Unidos y Venezuela ha dado un giro abrupto. Según reportes de prensa internacional, el expresidente Donald J. Trump habría dado un ultimátum al gobernante venezolano Nicolás Maduro: salir de Venezuela inmediatamente o enfrentar consecuencias graves. 

La oferta de Estados Unidos incluía —según esas informaciones— evacuación garantizada para Maduro, su esposa y su hijo, siempre que el mandatario renunciara de inmediato. 

Cuando la conversación telefónica entre Trump y Maduro no prosperó —después de que Maduro exigiera inmunidad global y conservar el control de las fuerzas armadas—, Washington optó por intensificar la presión: declaró el espacio aéreo venezolano “cerrado en su totalidad” y reforzó su presencia militar en la región. 

En este clima de tensión, se produce la intervención pública de María Elvira Salazar, congresista republicana por el estado de Florida, quien suele tener una voz influyente en los círculos anticastristas y antichavistas del sur de la Florida.

“Maduro no se mueve: teme a los cubanos que mandan en su aparato represivo”

María Elvira Salazar aseguró en una entrevista concedida a un medio estadounidense que, pese a la oferta de salida negociada, Maduro no aceptó marcharse. Según la congresista, el gobernante venezolano rehúsa abandonar Caracas por un temor profundo: los supuestos “cubanos que controlan el aparato represivo” podrían matarlo si intenta huir. 

En sus palabras:

“Maduro está siendo instruido por los cubanos: ‘No te vayas’. … Ese es el mayor miedo de Maduro, que los cubanos, que son realmente quienes toman las decisiones, lo van a matar antes de que se vaya.” 

Para Salazar, esta situación evidencia que el régimen chavista —en su versión actual— no es sólo un gobierno venezolano, sino un “instrumento de control” con fuertes vínculos con los intereses cubanos. Ella enmarca la crisis como parte de una ofensiva más amplia de Washington: “liberar al continente de China, Irán, Rusia y los narcos”. 

La congresista califica el momento como “histórico para la región” y sugiere que la salida de Maduro no depende solo de una negociación diplomática, sino de una decisión personal del dictador, condicionado por su miedo a quienes realmente manejan el poder represivo en Venezuela. 

Qué significa esta declaración

Un giro en la retórica antigubernamental: La intervención de María Elvira Salazar intensifica la narrativa de que la resistencia al régimen de Maduro no proviene solo de factores internos en Venezuela, sino de una estructura que involucra poderes externos, en particular, lo que ella llama “los cubanos que controlan el aparato represivo”. Esto resuena fuertemente en la comunidad exiliada cubana y venezolana en Estados Unidos, y consolida un discurso de liberación continental. Apoyo político desde EE. UU. a la salida de Maduro: La congresista funciona como portavoz de una parte del Congreso y de sectores de la diáspora que favorecen una ruptura clara y definitiva con el chavismo. Su declaración legitima cualquier opción —política, diplomática o incluso militar— en la visión de quienes abogan por un cambio de régimen. Construcción de un enemigo común “transnacional”: Al presentar el régimen venezolano como una marioneta de poderes cubanos, Salazar refuerza la idea de un bloque autoritario regional cuyo desenlace, según ella, no debe depender únicamente de negociaciones, sino de una voluntad colectiva de liberación.

El ultimátum y sus consecuencias: ¿Qué puede pasar ahora?

Escalada militar y riesgo de intervención

Tras la negativa de Maduro a aceptar la oferta, Estados Unidos no sólo declaró el espacio aéreo venezolano cerrado sino que reforzó su presencia naval en el Caribe. Esto alimenta especulaciones sobre una posible intervención, bajo la retórica de combate al narcotráfico y al supuesto “cartel” vinculado al régimen venezolano. 

Algunos analistas interpretan este movimiento como una fase de máxima presión: la declaración del espacio aéreo cerrado sería una señal creíble de que “algo grande se aproxima”. 

Dilema para Maduro: rendición, huida o confrontación

Para Maduro, la oferta de salida negociada representaba una salvaguarda personal, pero implicaba renunciar a su poder inmediato. Su exigencia de inmunidad global y mantenimiento del mando militar muestra que no estaba dispuesto acudir a cambio parcial de poder. Esa respuesta selló el fin de negociaciones. 

Al rechazar la oferta, Maduro se arriesgó a una confrontación directa. El cierre del espacio aéreo y el despliegue militar sugieren que Washington considera que el tiempo para negociar terminó. Si la escalada continúa, Venezuela podría enfrentar un escenario todavía más dramático.

Impacto regional y político

Para la diáspora venezolana y cubana: Las declaraciones de Salazar sirven como impulso moral y político a quienes defienden una intervención decisiva para terminar con lo que consideran tiranías instaladas en Venezuela y Cuba. Para la comunidad internacional: El ultimátum y la presión de EE. UU. reavivan el debate sobre intervencionismo, soberanía nacional y derecho internacional —especialmente si se concreta algún tipo de acción militar. Para Latinoamérica: Una posible fractura violenta del régimen chavista podría desencadenar una ola de migración, inestabilidad política en países vecinos y un reordenamiento geoestratégico en la región.

Conclusión

Las recientes declaraciones de María Elvira Salazar, junto con el ultimátum que supuestamente entregó Donald Trump a Maduro, marcan un punto de inflexión en la crisis venezolana. Lo que para muchos representaba una larga contienda diplomática y política, hoy adquiere carácter urgente —con opciones que van desde una rendición negociada hasta una intervención militar.

Salazar ha puesto sobre la mesa una narrativa de liberación continental, señalizando al régimen chavista como herramienta de un poder represivo transnacional. Más allá de la retórica, la pregunta clave es si Maduro cederá al peso de la presión internacional, o resistirá con lo poco que le queda: control militar, complicidades internas y una capacidad remanente para aferrarse al poder.

En cualquier caso, el escenario que se avecina es tenso, imprevisible, y con consecuencias potencialmente profundas para Venezuela, su gente, y el resto del continente.

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