La historia de Denis Cabrera: el artista cubano censurado, torturado y ahora en riesgo de muerte bajo custodia de ICE

La vida de Denis Cabrera Rodríguez —fotógrafo, artista contestatario y cristiano— es un ejemplo extremo de cómo la represión en Cuba persigue hasta el exilio. Tras sobrevivir censura, golpizas, tortura y 21 días de desaparición forzada en la isla, Denis salió de Cuba en septiembre de 2022 buscando libertad y atención médica digna. Hoy, sin embargo, su vida vuelve a estar en peligro: ICE lo mantiene detenido desde el 25 de octubre de 2025 sin garantizarle el tratamiento que necesita para sobrevivir a su Diabetes Mellitus Tipo 1, enfermedad crónica que requiere monitoreo constante.

Su pareja está desesperada. Su salud se deteriora por minutos. Y una eventual deportación a Cuba sería, literalmente, una condena de muerte.

Un artista que retrató la Cuba que el régimen quiere ocultar

Antes del 11J, Denis ya era un crítico silencioso del sistema. Fotografiaba la pobreza, la soledad, el abandono, el derrumbe humano y material de Cuba. Sus imágenes —muchas de ellas censuradas y decomisadas en La Madriguera— mostraban el rostro real del país, muy distinto del discurso oficial.

Su serie fotográfica “Derrumbe”, creada tras la muerte de dos niñas en un edificio colapsado, fue considerada subversiva. Su obra fue desmantelada y confiscada; él, expulsado de la Asociación Hermanos Saínz simplemente por participar en el 27N.

Denis Cabrera y el artista plástico y preso político Luis Manuel Otero Alcántara

Reprimir la fe y la voz: el origen de la persecución

El relato de Denis comienza mucho antes. A los 15 años vio cómo su padre era despedido por practicar la religión cristiana pentecostal. A partir de ese momento, él mismo decidió no participar jamás en estructuras del régimen: ni CDR, ni “tareas revolucionarias”, ni actos políticos. Su vida completa quedó al margen del Estado:

Nunca tuvo libreta de abastecimiento. Nunca estuvo registrado en un centro laboral estatal. Vivió “como un fantasma”, según sus propias palabras.

Aun así, ayudó a varios activistas proporcionando teléfonos y apoyo tecnológico, manteniendo un perfil bajo por miedo a infilitraciones de la Seguridad del Estado.

La represión física: golpizas, torturas y desaparición

Después del 27N y especialmente tras el 11J, se convirtió en objetivo directo. En su testimonio, Denis relata cómo tres patrullas lo detuvieron en plena calle y lo golpearon brutalmente:

Despertó en prisión con la cara completamente hinchada. Le faltaban dos dientes; un tercero estaba partido. Estuvo 21 días desaparecido, sometido a interrogatorios y torturas. Fue presionado para delatar a artistas, activistas, galerías y conocidos. Eliminaron todas sus redes sociales y lo borraron del sistema estatal.

“Me volvieron un fantasma”, cuenta. Después de su liberación, ya no podía recibir medicamentos ni atención médica: “Donde mostraba mi carnet, me decían: ‘No existe’”.

Salir de Cuba: una huida por supervivencia

Tras el asalto, la censura y la imposibilidad de rehacer su vida, Denis logró salir del país en septiembre de 2022. Llegó a Estados Unidos donde, por primera vez en años, recibió tratamiento médico adecuado, incluida la cirugía dental por los daños sufridos en Cuba.

Pero esa estabilidad duró poco.

Detención por ICE: una nueva amenaza para su vida

El 25 de octubre de 2025, Denis fue detenido por ICE debido a su estatus migratorio I-220A. Desde entonces, vive un calvario médico dentro del sistema de detención. Su Diabetes Tipo 1 requiere cuatro inyecciones diarias, monitoreo continuo y un sensor permanente de insulina, pero en la cárcel:

Le retiraron su dispositivo permanente de monitoreo. Perdieron su glucómetro. No le dan la insulina prescrita por el hospital. No recibe dieta adecuada; le entregan comidas altas en carbohidratos. No lo hidratan ni realizan análisis para prevenir cetoacidosis. Sufre hiperglucemias de 400–500 mg/dl, niveles que pueden dejarlo ciego o provocarle un fallo renal. Le sube la presión ocular, ve borroso, se le adormecen las extremidades y sufre deshidratación constante. No le entregan el pegamento para su prótesis dental, lo que le impide alimentarse adecuadamente.

Su propio testimonio desde la cárcel es aterrador:

“Aquí matan a las personas. No hay condiciones para tratar a un diabético dependiente de insulina. Estoy en riesgo de infarto, de quedarme ciego. No pueden regular mi azúcar.”

Hospitalización y negligencia

Cuando ICE lo trasladó al hospital Memorial Miramar ya estaba al borde del colapso:

Azúcar: 463 mg/dl Potasio: 7 (casi el doble del máximo permitido; riesgo de infarto) Presión elevada Deshidratación severa Riesgo de arritmia fatal

Los médicos identificaron riesgo de infarto silencioso, insuficiencia renal y ceguera. Aun así, ICE lo sacó del hospital tras solo tres días, devolviéndolo al centro sin los medios necesarios para mantenerlo vivo.

Por qué Denis NO puede ser deportado a Cuba

La deportación de Denis no sería solo injusta; sería letal.

Razones políticas

Fue censurado por su arte crítico. Sus obras fueron confiscadas. Fue expulsado de instituciones culturales. Fue detenido, golpeado y torturado por el Estado. Fue forzado a eliminar sus redes sociales por orden de Seguridad del Estado. Es cristiano practicante, un motivo recurrente de persecución en Cuba.

Razones médicas

Cuba carece de insulina, tiras reactivas, monitores continuos y atención endocrina estable. Denis ya sufrió abandono médico por parte del sistema cubano. La represión previa incluyó daños dentales y traumas físicos. Su enfermedad requiere tecnología médica NO disponible en Cuba. Una interrupción en su tratamiento significaría ceguera, daño renal irreversible o la muerte.

Razones humanitarias

Fue víctima documentada de tortura y desaparición forzada. Su vida corre riesgo si regresa a manos de quienes lo agredieron. Su pareja y círculo cercano han alertado del deterioro acelerado de su salud.

Conclusión: un llamado urgente a salvar una vida

Denis Cabrera Rodríguez no es un número en un expediente migratorio. Es un joven cubano que escapó de la represión para no morir en su país y que hoy, nuevamente, enfrenta un peligro extremo.

Su arte mostró la verdad que el régimen quiso censurar. Su fe lo sostuvo frente a la violencia. Su resistencia lo trajo hasta Estados Unidos. Pero ahora, su vida depende de una decisión inmediata: garantizar su tratamiento médico adecuado y detener cualquier intento de deportación.

El tiempo corre. Cada día sin atención especializada es un paso más hacia una tragedia evitable.

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