Amnistía Internacional denuncia un patrón sistemático de represión contra mujeres defensoras de derechos humanos en Cuba

Amnistía Internacional publicó un nuevo informe que expone con contundencia cómo el Estado cubano ha utilizado durante más de una década métodos de represión específicos contra mujeres activistas, periodistas, madres de presos políticos y defensoras de derechos humanos. El documento, titulado “Nos quieren calladas, pero seguimos resistiendo: prácticas autoritarias y violencia estatal contra las mujeres en Cuba”, describe un sistema de violencia de género institucionalizada que opera como herramienta de control político.

Un patrón de violencia sostenida entre 2014 y 2025

El informe recoge casos ocurridos durante once años en los que organismos de seguridad cubanos —incluyendo la Seguridad del Estado, la Policía Nacional Revolucionaria y cuerpos auxiliares— ejecutaron detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas de corta duración, acoso permanente, agresiones físicas, amenazas, vigilancia intrusiva y ataques directos a la vida familiar y laboral de mujeres que ejercen la defensa de los derechos humanos.

Amnistía Internacional subraya que estos abusos no son hechos aislados, sino parte de un diseño político en el que la identidad de género, el rol social y la vulnerabilidad económica se usan como puntos de presión. Las mujeres negras, madres solteras, periodistas independientes y activistas LGBTI figuran entre las principales afectadas, lo que revela una dimensión interseccional de la represión.

Testimonios que desmontan la narrativa oficial

El informe incluye relatos de mujeres que describen amenazas contra sus hijos, desnudos forzados en estaciones policiales, interrogatorios con contenido sexual, campañas de difamación, vigilancia a domicilio y agresiones físicas durante operativos. Algunas describen que la violencia aumenta cuando la mujer tiene un rol público más visible, cuando denuncia irregularidades en redes sociales o cuando insiste en acompañar procesos judiciales contra presos políticos.

Uno de los aspectos más señalados es la utilización persistente del chantaje y la culpa: agentes que amenazan con retirar la custodia de hijos menores, con impedir el acceso a alimentos y medicinas, o con practicar detenciones en presencia de familiares para maximizar el impacto psicológico.

La ausencia de garantías y el rol del Estado

Amnistía Internacional afirma que el contexto institucional cubano permite que esta violencia de género ejercida por el Estado se perpetúe con total impunidad. El Poder Judicial opera subordinado al sistema político, no existen mecanismos independientes para denunciar abusos y Cuba continúa siendo uno de los pocos países de la región sin una ley integral contra la violencia de género.

La organización sostiene que esta ausencia legal no es accidental, sino parte del diseño represivo. Sin una ley que defina, sancione y prevenga la violencia de género, las afectadas quedan indefensas frente al aparato estatal que precisamente ejerce esa violencia.

Llamado internacional y exigencias urgentes

El informe incluye una lista de exigencias al gobierno cubano, entre ellas:

Poner fin a la violencia estatal ejercida contra mujeres defensoras de derechos humanos, periodistas y activistas. Aprobar de forma urgente una ley integral contra la violencia de género que incluya protección específica para defensoras. Garantizar investigaciones independientes sobre los casos documentados y mecanismos de reparación para las víctimas. Permitir la supervisión internacional de organismos de derechos humanos.

Amnistía Internacional también insta a la comunidad internacional —incluyendo a la Unión Europea, la ONU y gobiernos democráticos de la región— a condenar esta represión y adoptar medidas de presión diplomática que obliguen al Estado cubano a modificar su conducta.

Un documento clave para visibilizar la represión contra las mujeres en Cuba

Para medios independientes como ClickCuba, este informe ofrece una herramienta fundamental para documentar y exponer la dimensión de género en la represión del régimen. Los abusos contra mujeres activistas no son un efecto colateral de la crisis política cubana, sino una estrategia dirigida a quebrar, aislar y silenciar a quienes juegan un rol decisivo en la defensa de los presos políticos, en la denuncia pública y en la articulación de movimientos ciudadanos.

El informe de Amnistía Internacional desmantela cualquier narrativa oficial que intente presentar a estas mujeres como “mercenarias”, “delincuentes” o “agentes extranjeros”. Los testimonios, las evidencias y el análisis jurídico muestran un sistema represivo que utiliza la violencia de género como arma política.

En un país donde denunciar ya es un acto de riesgo, este documento reafirma la importancia del periodismo independiente, de la presión internacional y de la solidaridad con las mujeres cubanas que, pese a la violencia del Estado, continúan defendiendo sus derechos y los de toda una nación.

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