Gerardo Hernández provoca una ola de críticas con su última manipulación

La nueva maniobra propagandística del ex espía Gerardo Hernández Nordelo —uno de Los Cinco y actual dirigente de los CDR— volvió a provocar una avalancha de críticas en redes sociales. Hernández compartió en Facebook la foto de una persona sin hogar en Manhattan, intentando usar la pobreza en Estados Unidos como argumento político para desviar la atención de la crisis extrema que atraviesa Cuba. Pero esta vez, la respuesta ciudadana fue contundente: cientos de cubanos refutaron la comparación y denunciaron el cinismo del funcionario.

Una estrategia desgastada: señalar problemas ajenos para ocultar el colapso interno

En su publicación, Hernández aseguró que Marco Rubio y otros políticos estadounidenses deberían “preocuparse más por la realidad de su país”. Fue el mismo discurso que el oficialismo ha repetido durante décadas: mirar hacia afuera para no enfrentar la devastación dentro de Cuba.

Pero los usuarios no se dejaron arrastrar por el libreto. La mayoría coincidió en un punto: comparar a un indigente estadounidense con la miseria estructural que padece Cuba es un insulto a la inteligencia.

“Ese homeless tiene más que cualquier cubano de a pie”

Entre los comentarios más repetidos, varios usuarios señalaron la paradoja evidente:

El hombre sin hogar de la foto tiene mercancías, ropa, alimentos, objetos personales y un carrito con pertenencias. En Cuba, un trabajador promedio no puede adquirir ni la décima parte de lo que se ve en esa imagen, incluso teniendo empleo fijo.

Una usuaria sintetizó la reacción generalizada:

“Y tiene más cosas que cualquier cubano en la isla”.

“La diferencia es que allí vive así porque quiere; en Cuba se vive en miseria porque el Gobierno lo impone”

Otro de los argumentos más mencionados fue la diferencia entre pobreza voluntaria y pobreza obligatoria.

Varios cubanos recordaron que en países libres, aunque exista marginalidad, las personas tienen opciones para salir adelante: ayudas estatales, acceso a albergues, derechos laborales, libertad económica y movilidad social.

En cambio, en Cuba:

Los salarios no alcanzan para sobrevivir. No existen oportunidades reales de emprendimiento. La miseria no es una elección personal, sino una consecuencia directa del sistema.

Un comentarista lo resumió así:

“En EEUU vive así quien quiere. En Cuba vive así quien no es dirigente”.

“En Cuba no hay mendigos… hay personas disfrazadas limpiando basureros”

Varios usuarios respondieron al discurso oficial de que “en Cuba no se ven indigentes”.

La réplica fue inmediata: no se ven porque buscan comida en los latones, no porque no existan.

Otros señalaron que la ausencia de personas viviendo en la calle se debe a la represión policial contra cualquier signo de marginalidad visible, no a un supuesto bienestar social.

El debate sobre el “bloqueo”: los cubanos ya no compran la excusa

Un comentario muy aplaudido desmontó la narrativa del “bloqueo” usada por Gerardo para justificar el desastre interno.

Los usuarios recordaron: Cuba comercia con más de 150 países. Estados Unidos es uno de sus mayores proveedores de alimentos. La crisis en la isla no se debe a sanciones, sino a mala gestión, corrupción y un sistema económico inviable.

“Comparen esto con un anciano cubano pasando hambre”: el golpe más duro

Una usuaria lanzó una comparación que terminó dominando el hilo:

“¿En qué se diferencia esta imagen de los ancianos hambrientos de Cuba?”

La referencia al drama de la tercera edad en Cuba —jubilados que sobreviven con 1.500 o 2.000 pesos en medio de una inflación brutal— dejó en evidencia que el intento propagandístico de Gerardo resultó contraproducente.

Un patrón que ya no funciona

La publicación confirma un cambio de época: los cubanos ya no aceptan pasivamente la propaganda estatal.

Cada intento del régimen por manipular comparaciones con otros países genera más rechazo, más indignación y más denuncias públicas.

El episodio también muestra que incluso sectores que alguna vez defendieron la narrativa oficial hoy la cuestionan abiertamente, cansados de que se use la miseria ajena para justificar la devastación nacional.

El post de Gerardo Hernández Nordelo, lejos de reforzar el discurso oficialista, se convirtió en un espejo que devolvió la verdad que el régimen intenta ocultar:

la pobreza en Cuba no es marginal ni excepcional, sino estructural, creciente y resultado directo de un sistema que ha condenado al país a la ruina.

Mientras el gobierno intenta desviar la atención hacia las calles de Nueva York, los cubanos siguen señalando lo evidente:

la tragedia está en la isla, no en Manhattan.

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