EE.UU. elaboró un “Plan de Paz” para Ucrania con influencia rusa directa, según The Wall Street Journal

Según una investigación publicada por The Wall Street Journal, lo que la Casa Blanca presentó como un “histórico esfuerzo diplomático para poner fin a la guerra en Ucrania” terminó siendo, en realidad, un documento marcado por las prioridades de Moscú. Y no por accidente.

En octubre, el presidente estadounidense Donald Trump ordenó preparar un plan detallado para frenar el conflicto. Encargó la tarea a Jared Kushner y al empresario Steve Witkoff, quienes debían producir un documento de 28 puntos tomando como referencia el acuerdo que Washington impulsó para detener la guerra en Gaza. Era, en teoría, el primer gran intento de su administración para abrir un camino hacia la paz en Europa del Este.

Un actor inesperado: el enviado de Putin

La investigación del diario revela que Kushner y Witkoff trabajaron el documento con aportes directos del ruso Kirill Dmitriev, un emisario cercano al Kremlin y figura clave en los contactos informales de Moscú con Occidente. Según WSJ, Dmitriev viajó a Miami, cenó con los redactores y pasó tres días discutiendo los términos del plan.

Su contribución no fue menor: insistió en que Ucrania debía renunciar para siempre a la OTAN, retirarse del Donbás y otros territorios ocupados, y reducir drásticamente su fuerza militar. También empujó propuestas económicas favorables a Moscú, como proyectos conjuntos en energía e inteligencia artificial entre Rusia y Estados Unidos.

Un guion marcado al milímetro por los intereses del Kremlin.

La reacción ucraniana

Rustem Umerov, asesor de seguridad nacional ucraniano, viajó a Miami para revisar el borrador. Tras leerlo, fue contundente: el plan ofrecía más beneficios a Rusia que a Ucrania. Aun así, el presidente Volodímir Zelensky aceptó sostener dos llamadas con Kushner y Witkoff. Agradeció la iniciativa diplomática, pero dejó claro que el documento necesitaba una revisión profunda. En otras palabras: era inaceptable.

Filtraciones y crisis internacional

La filtración del plan desató un terremoto político. Gobiernos europeos expresaron sorpresa e indignación. En el Congreso estadounidense, legisladores de ambos partidos cuestionaron que un documento presentado por la Casa Blanca como equilibrado reproducía casi palabra por palabra las exigencias de Vladimir Putin.

La administración Trump defendió la iniciativa afirmando que “hablar con todas las partes es esencial para construir paz”. Pero el problema, como señalan fuentes citadas por el periódico, no fue consultar a Moscú sino permitir que un emisario del Kremlin dictara los términos fundamentales.

El desenlace

El resultado es un golpe diplomático considerable: un plan que buscaba posicionar a Washington como mediador terminó siendo percibido como el mayor regalo para Moscú desde la anexión de Crimea en 2014. También abrió una brecha con los aliados europeos y dejó a Estados Unidos justificando cómo su propuesta para “salvar a Ucrania” terminó incorporando los principales deseos del Kremlin.

La historia deja una conclusión amarga: cuando una negociación se cocina con ingredientes del Kremlin, difícilmente el resultado sepa a política occidental.

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