Un acuerdo negociado sin Ucrania: Kiev rechaza el plan de paz impulsado por Washington y Moscú

La posibilidad de un alto el fuego en la guerra entre Rusia y Ucrania parecía avanzar esta semana, pero el proceso diplomático abrió una nueva crisis: el borrador del acuerdo de paz de 28 puntos, impulsado por Estados Unidos y elaborado con interlocutores rusos, fue diseñado sin la participación plena del Gobierno ucraniano. Esa exclusión provocó el rechazo inmediato del presidente Volodímir Zelenski, quien denunció que ningún país puede decidir el futuro de Ucrania “a sus espaldas” ni “sobre su territorio sin su consentimiento”.

El documento filtrado —negociado por el enviado estadounidense Steve Witkoff y el representante ruso Kirill Dmitriev— incluye concesiones profundas: el reconocimiento del control ruso sobre Crimea, Donetsk y Luhansk; la renuncia definitiva de Ucrania a ingresar en la OTAN; la limitación de sus fuerzas armadas; y la creación de mecanismos de seguridad que aún carecen de claridad. El plan también contempla levantar sanciones a Moscú de forma gradual y reintegrarlo a la economía global.

“Nada sobre Ucrania sin Ucrania”: la respuesta de Zelenski

La reacción del presidente ucraniano fue contundente. En declaraciones desde Kiev, Zelenski afirmó que cualquier acuerdo de paz “que implique ceder territorio o renunciar a la soberanía nacional no es un acuerdo de paz, es una capitulación disfrazada”.

Dijo además:

“El futuro de Ucrania no se puede decidir sin Ucrania. Y ningún líder extranjero puede negociar qué partes de nuestro país debemos entregar para que otro se sienta seguro.”

El mandatario advirtió que su Gobierno no aceptará ningún documento que reconozca la ocupación rusa ni limite el derecho del país a buscar su propia arquitectura de seguridad, sea en la OTAN o en cualquier otro mecanismo internacional. Recordó que Ucrania ya vivió los efectos de los compromisos rotos con Moscú —como el Memorándum de Budapest de 1994— y que “la historia demuestra que las garantías vacías no detienen tanques”.

Zelenski también criticó el sentido de urgencia con el que Estados Unidos pretende que Kiev acepte el plan. Según filtraciones de prensa, Washington habría indicado que el apoyo militar podría verse afectado si el Gobierno ucraniano rechaza el acuerdo en los próximos días.

Frente a esto, Zelenski respondió:

“La libertad no tiene fecha de vencimiento. No aceptamos ultimátums de nadie.”

Un plan que favorece a Rusia y divide a Occidente

Desde las primeras reacciones, numerosos analistas y gobiernos europeos expresaron preocupación por el contenido del borrador, al considerar que consolida las ganancias territoriales de Rusia y sacrifica principios fundamentales del derecho internacional.

Europa teme además que el plan siente un precedente: aceptar una anexión obtenida por la fuerza militar podría debilitar la seguridad del continente e incentivar nuevas agresiones.

Para Kiev, la propuesta va incluso más allá de una resistencia diplomática: supone desarmar parcialmente al país, renunciar a su defensa colectiva y corregir su Constitución para prohibir su entrada futura en la OTAN.

El Kremlin, en cambio, valoró positivamente el texto y dijo que “puede ser una base para seguir negociando”, aunque aclaró que aún quedan detalles por discutir. Moscú, que desde 2022 exige que Ucrania renuncie a la OTAN y reconozca Crimea como parte de Rusia, ve en el plan un acercamiento a sus demandas históricas.

Diplomacia sin Kiev: el error estratégico

La elaboración del borrador sin la participación plena de Ucrania abrió una herida mayor: la sensación de que potencias extranjeras intentan decidir el destino del país sin su consentimiento. Para Zelenski, esa exclusión no solo es inaceptable, sino peligrosa:

debilita la legitimidad del acuerdo ante la población ucraniana, mina la confianza entre aliados, y alimenta la narrativa rusa de que Ucrania es un actor secundario en su propio conflicto.

El presidente ucraniano insistió en que cualquier negociación debe incluir a Kiev desde el inicio y respetar la “paz justa”, concepto que implica retirada completa de las tropas rusas, respeto a la integridad territorial y garantías de seguridad verificables.

Aseguró que Ucrania está dispuesta a dialogar, pero sólo en un marco en el que su soberanía no sea moneda de cambio.

Lo que viene ahora

El borrador continuará circulando entre los actores involucrados, pero su aprobación es improbable sin cambios significativos. Ucrania se enfrenta a un momento decisivo: aceptar un acuerdo que socava su integridad territorial o resistir y arriesgar tensiones con su principal aliado militar.

Mientras tanto, Rusia observa desde una posición relativamente cómoda. Y Europa se encuentra dividida entre su apoyo a Kiev y el temor a una escalada o a un corte abrupto en el respaldo de Washington.

Lo cierto es que, por ahora, no existe un acuerdo de paz real, sino un texto que ha generado más preguntas que respuestas y que podría redefinir —para bien o para mal— el equilibrio geopolítico en Europa.

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