
Cuando el Estado se vuelve cártel: la designación del Cártel de los Soles y lo que esto significa para la dictadura cubana
El reciente anuncio del Department of State de Estados Unidos acerca de la próxima calificación del Cártel de los Soles como organización terrorista marca un hito que va más allá de Venezuela. Esta medida refleja una nueva coyuntura en la cual los vínculos entre el poder estatal, el narcotráfico y el crimen transnacional salen del ámbito meramente criminal para entrar en el terreno de la seguridad internacional —y en ese tablero, la isla de Cuba ocupa un lugar clave.

¿Qué es el Cártel de los Soles?
El término fue acuñado en 1993 cuando se descubrieron altos oficiales de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) con insignias de “soles” en sus charreteras que estaban siendo investigados por narcotráfico.
Con el tiempo, diversos informes lo describen como un entramado criminal integrado por mandos militares, de inteligencia, judiciales y del poder legislativo, que participaría en tráfico de cocaína, contrabando de combustible, minería ilegal, lavado de dinero y alianzas con otros cárteles.
El 25 de julio de 2025 el Office of Foreign Assets Control (OFAC) del Departamento del Tesoro norteamericano sancionó al Cártel de los Soles como “terrorista global especialmente designado” por suministrar apoyo material a otras organizaciones terroristas como el Tren de Aragua y el Cártel de Sinaloa.
Aunque haya escepticismo entre algunos analistas sobre la existencia de una estructura piramidal tradicional, lo cierto es que el fenómeno abre un marco nuevo: instituciones del Estado venezolano involucradas en tráfico y corrupción sistemática.
¿Por qué debe importarle a Cuba?
Asociación estructural: El régimen de Cuba viene colaborando con Venezuela en materia de seguridad, inteligencia, operaciones militares, suministro de combustible y petróleo, además de la integración de redes de apoyo mutuo. Si Venezuela pasa a considerarse un Estado cuya estructura militar-criminal está sancionada, esa asociación se vuelve un riesgo para La Habana. Financiamiento y lavado: Operaciones de petróleo y derivados, suministros logísticos y minería entre Caracas y La Habana podrían ser vigiladas con más intensidad por EE.UU. y aliados. Cualquier empresa, naviera o banco que se vincule directa o indirectamente con ese nexo corre peligro de sanción secundaria. Legitimidad política: La dictadura cubana ha usado el discurso de “solidaridad venezolana” como parte de su narrativa antiimperialista. Esta medida la coloca en un dilema: ¿seguir anudada al aparato venezolano o intentar distanciarse para reducir riesgos internacionales? Espacio para la oposición: Desde ClickCuba se abre un camino para investigar rutas, empresas mixtas y conexiones Cuba-Venezuela que hasta ahora han estado poco transparentadas. Documentar estos nexos refuerza la exigencia internacional de rendición de cuentas.
Impactos previstos inmediatos
Las entidades financieras cubanas, venezolanas o mixtas deberán fortalecer sus mecanismos de cumplimiento (compliance). Empresas españolas o europeas que tienen negocios con Venezuela y con entes vinculados a Cuba podrían sufrir auditorías o sanciones. Internamente en Cuba, puede incrementarse la represión hacia la disidencia, bajo la lógica de “amenaza externa”, si La Habana considera que su estatus se deteriora ante Washington. A nivel regional, podría abrirse un mayor escrutinio de los movimientos de fondos, buques y vuelos entre Venezuela y Cuba con destino al Caribe o Europa.
Conclusión
La designación del Cártel de los Soles no es un hecho puramente venezolano: es una señal geopolítica, un telón de fondo que incluye al régimen cubano como parte de un bloque autoritario-criminal transnacional. Para Cuba, el mensaje es muy claro: los costes de pertenecer a ese bloque están aumentando. Para la prensa libre, la investigación y la denuncia ciudadana, se abre una ventana para desenmascarar las conexiones que sostienen el sistema.







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