“Lo están destruyendo”: la denuncia de María Victoria Gil sobre el deterioro físico y mental de Alejandro Gil tras su juicio en La Habana

María Victoria Gil Fernández, hermana del ex ministro de Economía y Planificación Alejandro Gil, ha emitido una denuncia pública de enorme gravedad sobre el estado en que encontró a su hermano durante las sesiones del juicio oral concluidas recientemente en La Habana. Sus declaraciones, basadas en testimonios directos de personas que estuvieron presentes en la sala, revelan un deterioro físico y psicológico extremo.

Según relató, varias fuentes cercanas la contactaron para expresarle una “profunda preocupación” por el aspecto y la condición mental de Alejandro Gil, de 62 años, quien —según le informaron— ha perdido cerca de 50 libras, presenta alopecia areata provocada por estrés severo y muestra “signos evidentes de haber sido ultrajado y torturado psicológicamente”.

“Hoy ya no confío en la justicia”

María Victoria, jurista de profesión, recordó que antes del juicio esperaba que el expediente fuera sobreseído por falta de pruebas. Pero esa opción no llegó. El proceso avanzó a las tres sesiones del juicio oral, donde su hermano, asegura, apareció visiblemente deteriorado y emocionalmente quebrado.

“Me preocupa mucho la vida de mi hermano y lo declaro así hoy por hoy”, afirmó.

“Si hasta hoy confiaba como jurista en la justicia, en la capacidad de los magistrados de juzgar lo correcto más allá de los intereses políticos, hoy ya no confío”.

La hermana subrayó que conoce perfectamente los métodos utilizados en Cuba contra los acusados para presionarlos: aislamiento prolongado, hostigamiento psicológico, privación sensorial y estrategias para quebrar emocionalmente a un detenido, sobre todo cuando su caso tiene implicaciones políticas.

“Convierten a un ser humano en un despojo por un interés político”

En una denuncia que interpela directamente al poder político en Cuba, María Victoria advirtió que lo que está ocurriendo con Alejandro Gil podría quedar como ejemplo histórico de cómo se destruye a una persona cuando el sistema necesita un chivo expiatorio.

“Quiera Dios que este caso quede como un ejemplo para la historia de cómo pueden convertir a un ser humano en un despojo solamente por un interés político”, dijo.

Y añadió sin rodeos: “Todos los de la cúpula castrista son unos corruptos y unos delincuentes. Lo digo así para Cuba y para el mundo con toda la responsabilidad que pueda entrañar para mi futuro”.

Un proceso marcado por la tensión política

La situación de Alejandro Gil —ex figura central del aparato económico del país— se desarrolla en un contexto de fuerte crisis nacional y de reajustes internos dentro del poder. Su caída pública y el proceso judicial en su contra han sido observados con enorme atención dentro y fuera de Cuba.

Las denuncias de tortura psicológica, el deterioro físico visible y la pérdida de confianza de su propia hermana en el sistema judicial cubano levantan serias dudas sobre la integridad del proceso. Mientras la causa queda “conclusa para sentencia”, la familia teme por su vida.

María Victoria Gil ha lanzado su advertencia al mundo:

Alejandro Gil no solo está siendo juzgado; está siendo destruido.

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