Asesinan en Sagua La Grande a David García, colaborador del régimen y ex auxiliar de la policía

La noche del pasado sábado fue asesinado en el central azucarero Héctor Rodríguez (antiguo Santa Teresa), en Sitiecito, municipio Sagua La Grande, el cubano David García, de 56 años, quien durante más de tres décadas trabajó como auxiliar de la policía y era conocido en su comunidad por su cercanía con el aparato represivo del régimen.

De acuerdo con la información confirmada por ClickCuba y el testimonio del exiliado Alexander Rodríguez Cárdenas, miembro del Partido Nacionalista Cubano, García fue encontrado muerto en su puesto de trabajo, con signos de extrema violencia.

“La caja tuvieron que sellarla. Le desfiguraron el rostro con un machetazo y golpes fuertes, seguramente con un tubo o una cabilla. Lo hicieron tierra”, relató Alexander desde Alemania.

“David fue mi hermano de crianza… y un chivato terrible”

Alexander Rodríguez Cárdenas, quien compartió su testimonio en exclusiva con ClickCuba, asegura que conocía muy bien a la víctima:

“David fue mi hermano de crianza. Nos criamos en el mismo barrio, en el mismo callejón donde nació Víctor Mesa, el mejor pelotero que ha dado Cuba. Pero mientras yo me metí en la lucha por los derechos humanos, él se metió a ‘guarapito’, como llamamos a los auxiliares de policía. Desde entonces se convirtió en un tipo satánico con el pueblo, un chivato terrible. Participó en muchos registros para quitarle las cosas a la gente. Tremendo.”

Alexander recuerda el día de su detención durante las protestas del 11 de julio de 2021 (11J):

“Cuando el 11J me llevaron preso, David vino hasta donde estaba el jeep y me dijo que él sabía que mi hora iba a llegar, que iba a estar mucho tiempo a la sombra. Le grité todo lo que pude. Él me deseó pudrirme en prisión. Hoy, el mismo pueblo lo ajustició.”

La “oveja negra” de una familia respetada

Pese a sus acciones, Alexander destaca que David provenía de una familia “intachable” de Sitiecito:

“Era la oveja negra. Venía de una de las familias más nobles y trabajadoras del pueblo. Gente buena, honrada. Pero él se desvió, se volvió un tipo execrable, vomitivo. No tengo palabras para describirlo.”

Gracias a sus vínculos con la policía, García llegó a ocupar el cargo de jefe de seguridad y protección del central Héctor Rodríguez, el único que molió caña en la provincia de Villa Clara durante la última zafra.

Una llamada y una emboscada mortal

La noche del asesinato, García recibió una llamada que lo llevó hasta el central.

“Dicen que fue una mujer conocida como ‘la Himagua’, policía que participó en varios interrogatorios cuando yo estaba preso. Le dijo que habían visto a alguien sospechoso dentro del central. David fue, entró caminando por la zona de las mieles y ahí lo esperaban. Cuando llegó, lo atacaron. Le desfiguraron la cara. Lo mataron brutalmente”, relató Alexander.

Fuentes locales señalan que una persona fue detenida y permanece bajo investigación en la unidad de instrucción penal de Santa Clara, aunque los detalles oficiales aún no han sido divulgados por las autoridades.

“El pueblo está cansado”

El asesinato de David García no es un hecho aislado. Alexander lo enmarca en una escalada de violencia que refleja la desesperación del pueblo ante años de represión.

“La lucha pacífica solo ha servido para generar presos políticos y persecución. El pueblo está actuando por imitación. Hace poco fue ‘Cal Viva’, ahora fue David. Y no deberían criticar al pueblo de Cuba cuando empieza a arrancarle la cabeza a los chivatos y policías, porque al final eso fue lo que el mismo régimen nos enseñó con su historia de violencia.”

Silencio oficial

Hasta el momento, el régimen cubano no ha emitido comunicado oficial sobre el asesinato de David García, ni los medios estatales han reportado el suceso.

En Sitiecito, los vecinos se limitan a comentar en voz baja lo ocurrido: el miedo persiste, pero también la sensación de que la impunidad de los represores comienza a resquebrajarse.

Un país fracturado

El asesinato de David García refleja el grado de descomposición moral y social que vive Cuba. Décadas de represión han creado un terreno donde la violencia estatal genera violencia civil, y donde la ausencia de justicia real abre paso a la venganza.

La historia de David —la de un hombre que pasó de ser un muchacho del barrio a símbolo del miedo, y terminó asesinado en el mismo lugar donde trabajaba— es el retrato de un país donde la frontera entre verdugo y víctima se ha vuelto difusa.

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