La hermana de Alejandro Gil revela que la Fiscalía pedirá cadena perpetua

Las revelaciones de María Victoria Gil Fernández, hermana del exministro de Economía y Planificación de Cuba, Alejandro Gil Fernández, marcan un giro inesperado en uno de los casos más herméticos de los últimos años. En una entrevista concedida al medio independiente 14ymedio, desde España, la abogada confirmó que una fuente cercana a la investigación le aseguró que la Fiscalía cubana solicitará cadena perpetua para su hermano.

“Si ha traicionado sus principios, debe asumir las consecuencias”

Lejos de defenderlo, María Victoria habló con una franqueza que sorprendió incluso a quienes seguían de cerca el proceso. Dijo sentirse “dolida y avergonzada” por los hechos que se le imputan al exministro y declaró que, si las acusaciones resultan ciertas, no pedirá clemencia:

“Si Alejandro Gil ha sido capaz de traicionar sus principios, no dudaré en desear que caiga sobre él todo el peso de la ley”, afirmó a 14ymedio.

Su posición contrasta con la que mantuvo meses atrás, cuando pidió cautela y defendió la presunción de inocencia. Hoy, en cambio, reconoce que los delitos por los cuales está siendo investigado —que incluyen espionaje, malversación, lavado de activos y cohecho— son de tal gravedad que la llevaron a pensar que la culpabilidad de su hermano podría ser real.

El peso del apellido

María Victoria recordó que su familia siempre fue educada en valores de honestidad y responsabilidad, lo que hace más difícil asimilar las acusaciones. “Nos criamos en un hogar donde la integridad era lo más importante”, señaló, visiblemente afectada. Según relató, lo que más le duele no es solo el proceso judicial, sino la vergüenza moral que acompaña al apellido familiar.

La hermana del exministro admitió que no ha tenido contacto directo con él desde hace meses y que desconoce su paradero y sus condiciones actuales. “No sé dónde está, ni en qué estado se encuentra”, aseguró, agregando que tampoco tiene información sobre el resto de los implicados en el caso.

Dudas sobre la versión oficial

En la entrevista con 14ymedio, María Victoria cuestionó la contradicción entre el discurso público del Gobierno y la realidad de los hechos. Recordó que el día de la destitución de Alejandro Gil, el propio Miguel Díaz-Canel lo elogió públicamente por su trabajo al frente del Ministerio de Economía, y horas después se anunció que estaba bajo investigación.

“¿Cómo es posible que el presidente no supiera lo que estaba pasando?”, se preguntó.

Sus palabras dejan entrever que incluso dentro de su entorno familiar existen dudas sobre las verdaderas razones políticas del proceso y la forma en que se ha manejado la información ante el pueblo cubano.

“No hablar también es una forma de complicidad”

Durante gran parte del año, la familia mantuvo silencio para “proteger la imagen del país”, según reconoció ella misma. Sin embargo, tras conocer la magnitud de las acusaciones, María Victoria decidió hablar públicamente, convencida de que el silencio solo beneficia al poder.

“Durante meses evitamos pronunciarnos, pero ya no se trata de proteger una imagen, sino de decir la verdad”, declaró.

Con esa frase, dejó entrever que el caso de su hermano trasciende el ámbito familiar y se ha convertido en un reflejo del deterioro institucional del país.

La revelación que sacudió el caso

Hasta ahora, la nota oficial de la Fiscalía General de la República publicada días atrás solo mencionaba que se solicitaron “sanciones privativas de libertad” para los imputados, sin precisar los años de condena ni los nombres de todos los acusados. La afirmación de María Victoria sobre la cadena perpetua es la primera que introduce esa posibilidad en el debate público.

Aunque la información proviene de una fuente no identificada, la declaración de la hermana del exministro rompe el muro de silencio oficial y otorga una nueva dimensión al proceso. Si se confirmara esa solicitud, sería una de las penas más severas impuestas en la historia reciente a un alto funcionario del régimen.

Entre la decepción y la incertidumbre

Más que una denuncia, las palabras de María Victoria Gil Fernández son una confesión de dolor y desencanto. El reconocimiento de que su hermano pudo haber cometido delitos graves refleja una ruptura interna en una familia que, como muchas en Cuba, depositó durante años su confianza en el sistema.

La entrevista deja claro que, aunque la hermana del exministro no tiene intención de interceder por él, exige transparencia y verdad en el proceso. Su testimonio, cargado de emotividad y resignación, revela la otra cara de un caso que el régimen ha intentado mantener bajo control mediático: el costo humano de la fidelidad rota.

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