
José Luis Tan Estrada: “La hija de Alejandro Gil pide empatía al mismo pueblo que su padre ayudó a oprimir”
El periodista independiente José Luis Tan Estrada publicó en sus redes un análisis contundente sobre la reciente declaración de Laura María Gil González, hija del exministro de Economía y ex vice primer ministro de Cuba, Alejandro Gil Fernández, quien rompió el silencio familiar para expresar su consternación ante el proceso judicial que enfrenta su padre.
Tan Estrada afirmó que no puede sentir empatía por ella ni por su padre, y argumentó que, aunque sea comprensible que una hija defienda a su progenitor, sus palabras carecen de autocrítica y de reconocimiento hacia las víctimas del sistema que él mismo representó.
“Es su derecho salir en defensa de su padre —escribió Tan Estrada—, pero en sus declaraciones no señala a los verdaderos responsables, que van más allá de él: el sistema al que perteneció, y que durante décadas ha violado los mismos derechos que ella hoy exige”.
El periodista recordó que Alejandro Gil fue una figura central en la estructura económica del régimen, impulsando políticas que empobrecieron a millones de cubanos mientras disfrutaba de los privilegios del poder. “Formó parte de un modelo que castigó el disenso, manipuló la información y silenció a quienes se atrevían a cuestionar el orden establecido”, señaló.
Para Tan Estrada, el reclamo de la hija del exministro revela una ironía dolorosa: quienes antes callaron ante la injusticia, hoy padecen en carne propia el abuso de un sistema que ayudaron a sostener.
“Su padre fue parte del poder que negó justicia, transparencia y derechos a tantos cubanos. Hoy su hija pide exactamente eso, pero solo cuando el aparato represivo se volvió contra los suyos”, subrayó.
El periodista apuntó que en la declaración de Laura María Gil no hay una sola palabra de empatía hacia las familias de presos políticos, ni hacia los ciudadanos que sufrieron las consecuencias de las políticas económicas aplicadas por su padre.
“No hay autocrítica ni distancia moral con el sistema que la benefició —escribió—. Solo la sorpresa de quien por primera vez experimenta la arbitrariedad de un aparato que antes defendió”.
Tan Estrada concluyó que esta situación refleja una lección amarga pero necesaria:
“Quienes callaron cuando el poder arremetía contra otros, hoy reclaman la libertad y la transparencia que antes negaron. Tal vez ahora comprendan —desde la experiencia propia— lo que significa vivir bajo un régimen que no respeta ni a sus más fieles servidores”.
La reflexión de Tan Estrada ha generado amplio debate entre los cubanos dentro y fuera de la isla, quienes ven en este caso un símbolo del desmoronamiento moral de un sistema que empieza a devorarse a sí mismo, exponiendo las contradicciones de una élite que durante décadas justificó lo injustificable.







Deja un comentario