
Israel y Hamás acuerdan una primera fase de alto el fuego tras dos años de guerra en Gaza
A dos años del inicio de la guerra entre Israel y Hamás, el conflicto más prolongado y devastador en la región en las últimas décadas podría estar entrando en una nueva etapa. Ambas partes alcanzaron un acuerdo preliminar de alto el fuego, mediado por Estados Unidos con la participación de Egipto, Qatar y Turquía, que busca detener temporalmente la violencia y abrir el camino a negociaciones más amplias.
Según confirmaron medios internacionales como Reuters y The Guardian, esta primera fase del pacto contempla el cese de hostilidades, la liberación de rehenes israelíes aún en poder de Hamás —unos 48, entre ellos mujeres y ancianos— y la excarcelación de centenares de prisioneros palestinos por parte de Israel. También prevé la retirada parcial del ejército israelí de zonas específicas de Gaza y la apertura de corredores humanitarios para permitir el ingreso de alimentos y medicinas a una población civil agotada por el bloqueo y los bombardeos.
No obstante, el alto el fuego aún debe ser ratificado por el gabinete israelí, lo que retrasa su entrada en vigor. Las fuentes cercanas a las conversaciones advierten que los primeros intercambios no ocurrirán hasta que ambas partes aprueben las listas de liberación y verificación.
Tensiones internas y desconfianza
Dentro de Israel, el anuncio ha generado divisiones políticas. Los familiares de los rehenes ven el acuerdo como un alivio, pero los sectores más duros del gobierno consideran que ceder ante Hamás “socava la seguridad nacional” y podría fortalecer a los grupos armados.
En Gaza, Hamás ha mostrado reticencia a aceptar cualquier cláusula que implique desarme o pérdida de control político. Tampoco hay consenso sobre quién gobernará Gaza una vez se retiren las fuerzas israelíes, un tema que podría desencadenar nuevas tensiones entre el grupo islamista y la Autoridad Nacional Palestina.
La mediación internacional y el papel de Trump
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, calificó el acuerdo como “un paso histórico hacia la estabilidad en Medio Oriente” y aseguró que su administración continuará supervisando su implementación. Egipto y Qatar, mediadores desde el inicio de las negociaciones, insistieron en que esta tregua “es la única vía posible para detener el sufrimiento de millones de civiles”.
Sin embargo, el reto más grande sigue siendo la falta de confianza mutua. Los acuerdos anteriores entre Israel y Hamás se han desmoronado rápidamente ante cualquier provocación o incumplimiento. Sin un sistema de verificación sólido, existe el riesgo de que la violencia vuelva a estallar en cuestión de días.
Gaza, entre la devastación y la esperanza
Dos años después del estallido del conflicto, Gaza se encuentra en ruinas. Más del 70 % de las viviendas ha sido destruido o gravemente dañado; los hospitales funcionan con generadores y sin medicinas; y el acceso al agua potable y la electricidad sigue siendo mínimo. La ONU advirtió que el territorio “vive al borde de una catástrofe humanitaria irreversible”.
Aunque limitado, este acuerdo representa una tenue esperanza para las familias atrapadas en el fuego cruzado. Si se mantiene el alto el fuego y se avanza en las siguientes fases, podría abrir la puerta a un proceso político más amplio que aborde las raíces del conflicto: la seguridad israelí, la soberanía palestina y el futuro de Jerusalén.
Por ahora, el mundo observa con cautela. Tras dos años de guerra, la paz sigue siendo un horizonte frágil, pero posible.







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