
“Efecto dominó”: la respuesta ciudadana a la campaña de apoyo del régimen cubano a Maduro
La reciente convocatoria del régimen cubano para recoger firmas en respaldo a Nicolás Maduro y a la llamada Revolución Bolivariana ha generado una reacción inmediata y espontánea en las redes sociales. Bajo el lema #YONOFIRMO y el hashtag #EFECTODOMINO, activistas y ciudadanos en el exilio han lanzado una contra-campaña digital que busca visibilizar la injerencia de La Habana en la crisis venezolana y, al mismo tiempo, recordar que Cuba es la raíz del problema regional.
El régimen anunció oficialmente que el proceso de firmas tiene como propósito respaldar a Maduro, presentado como “legítimo presidente de la nación suramericana”, y consolidar una “fusión popular, militar y policial” entre ambos países. Para los críticos, se trata de una muestra más de la alianza estratégica que, desde hace dos décadas, sostiene al chavismo en el poder con el apoyo político, militar y de inteligencia proveniente de La Habana.
En respuesta, el exilio cubano y venezolano ha promovido la idea de un “efecto dominó”: que la eventual caída de Maduro no solo libere a Venezuela, sino que arrastre también a otros regímenes autoritarios de la región, en especial al de Cuba y Nicaragua. El mensaje central es que no se debe permitir que el foco internacional se limite a Venezuela, olvidando la situación de los cubanos, quienes desde hace más de seis décadas viven bajo un sistema de represión estructurada y exportada al continente.
La campaña digital se alimenta de publicaciones virales, fotos y consignas que invitan a marcar distancia del proceso de firmas oficialista con la frase: “Yo no firmo, yo quiero: efecto dominó”. Sus impulsores sostienen que la iniciativa no responde a estructuras partidarias, sino a la necesidad de crear un frente cívico y simbólico en las redes sociales.
En declaraciones difundidas junto a la campaña, el activista Lázaro Mireles recordó las palabras de la opositora venezolana María Corina Machado: la libertad de Venezuela está necesariamente vinculada a la caída de las dictaduras en Cuba y Nicaragua. Desde esa perspectiva, el “efecto dominó” no es solo un lema, sino una estrategia de visibilización que apunta a la raíz de la inestabilidad regional.
Mientras La Habana refuerza su respaldo al gobierno de Maduro a través de mecanismos propagandísticos como el proceso de firmas, el exilio apuesta por la movilización digital para contrarrestar el discurso oficialista y mantener la atención internacional tanto en Venezuela como en Cuba. La pugna, de momento, se libra en el terreno simbólico, donde hashtags y consignas intentan inclinar la narrativa pública hacia uno u otro lado del tablero político latinoamericano.







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