
Ex preso político cubano en riesgo de deportación desde EE.UU. pese a pruebas de persecución
La historia de Laudel Camacho Ricardo, ex preso político cubano originario de Manatí, provincia de Las Tunas, vuelve a poner en evidencia la fragilidad del destino de quienes huyen de la represión en la isla y buscan refugio en Estados Unidos.
Camacho Ricardo ingresó hace más de un año al país y, a pesar de contar con evidencias que sustentan su persecución política en Cuba, las autoridades migratorias le entregaron un formulario I-220B, un documento que lo mantenía bajo supervisión en territorio estadounidense pero sin un estatus migratorio definitivo.
Durante este tiempo, su conducta ha sido irreprochable. Obtuvo un permiso de trabajo legal, se integró a la vida laboral y cumplió con todas las normas impuestas. Su abogada ya había iniciado el proceso para solicitar el asilo político definitivo y, posteriormente, la residencia. Todo parecía marchar en orden hasta el pasado miércoles, cuando se presentó a la cita mensual obligatoria con Inmigración.
Para sorpresa de Camacho Ricardo y su defensa, en lugar de la habitual firma de control fue detenido de inmediato y notificado de que enfrenta una orden de deportación hacia México. Una decisión que lo coloca en una situación de extrema vulnerabilidad, pues sería enviado a un país que no es el suyo, quedando a merced de las circunstancias, y con el riesgo real de ser devuelto a Cuba, donde su vida y libertad estarían en peligro.
En Cuba, Laudel Camacho Ricardo fue víctima de la persecución del régimen por su activismo opositor, lo que lo llevó a prisión antes de lograr escapar. Su caso refleja el limbo en el que se encuentran decenas de ex presos políticos cubanos que, tras arriesgarlo todo por la libertad, se enfrentan ahora a la incertidumbre de un proceso migratorio complejo en Estados Unidos.
Su familia y allegados han manifestado preocupación por la situación, apelando a que se reconozca el carácter político de su caso y el peligro que significaría cualquier deportación.
Mientras tanto, el futuro de Laudel Camacho Ricardo pende de un hilo, atrapado entre el pasado de represión que dejó atrás en Cuba y la incertidumbre de un presente en el que, irónicamente, su libertad vuelve a estar en juego.







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