Entre el discurso oficial y la realidad en las calles: Matanzas enfrenta una ola de arbovirosis

Tras las crecientes denuncias de pobladores de Cárdenas y otros municipios, el Periódico Girón publicó un extenso comunicado en el que las autoridades sanitarias niegan la existencia de una “enfermedad misteriosa”. Sin embargo, reconocen la circulación activa de dengue, chikungunya y oropouche en la provincia.

El director del Centro Provincial de Higiene y Epidemiología, Andrés Lamas Acevedo, aseguró que el incremento de casos febriles “se debe a una pesquisa activa” y que no existen reportes de pacientes críticos ni fallecidos. No obstante, admitió que el dengue es la arbovirosis que más preocupa y que el brote de chikungunya detectado en Perico ya se sospecha en casi todos los municipios matanceros.

Además, la propia nota reconoce la presión sobre el sistema sanitario: solo en el hospital de Cárdenas se han habilitado 60 camas para pacientes con arbovirosis, mientras que en toda la provincia suman 298, y ya se prepara un equipo multidisciplinario para tratar las secuelas incapacitantes que puede dejar el chikungunya.

Lo que dicen los ciudadanos: “no hay fumigación, no hay pesquisa, no hay control”

Los comentarios en la página de Facebook de Periódico Girón reflejan un panorama muy distinto al que describen las autoridades:

Falta de fumigación y saneamiento. “No recogen la basura, no chapean las áreas y mucho menos están fumigando. Al menos en Pueblo Nuevo nada de eso funciona”, denunció un usuario. Otros señalaron que barrios enteros están enfermos sin que se haga pesquisa alguna. Condiciones de insalubridad. Vecinos reportan fosas desbordadas, basureros en las calles, falta de agua y cortes eléctricos que impiden mantener medidas mínimas contra los mosquitos. “Con esta miseria tan espantosa solo pueden haber desgracias y calamidades”, expresó otra residente. Desconfianza en la versión oficial. “¿Pesquisas exitosas dónde? En Boca de Camarioca hay cuadras enteras enfermas y no ha pasado nadie”, apuntó una vecina de Cárdenas. Otra usuaria fue más directa: “Muy bonita la explicación, pero aquí no se hacen pruebas de ningún tipo ni se fumiga en ningún lugar”. Exigencia de soluciones reales. Entre los comentarios más compartidos, un ciudadano resumió el sentir general: “Qué carajos importa si es nueva, vieja o misteriosa. Resuelvan el problema. Lo que hace falta son soluciones, no discursos”.

Contradicciones en el discurso

El contraste es evidente: mientras las autoridades hablan de 85 bazucas fumigadoras y de un sistema “preparado”, la población insiste en que la fumigación no llega a los barrios y que el colapso hospitalario está lejos de ser un rumor. La falta de transparencia en los datos —número real de enfermos, distribución por municipios, casos graves— alimenta la desconfianza.

Incluso comentarios moderados, como el de Maritza Marrero, reconocen que aunque no haya “enfermedad misteriosa”, lo que sí existe es una grave insalubridad y un aumento sostenido de casos en toda la provincia.

Una epidemia negada pero evidente

El comunicado oficial intenta neutralizar las denuncias, pero al admitir la circulación simultánea de dengue, chikungunya y oropouche, confirma de hecho la magnitud de la crisis. Los testimonios de los propios matanceros revelan un escenario de abandono: sin fumigación, sin saneamiento, con hospitales sobrecargados y comunidades enteras enfermas.

La pregunta que queda flotando en las calles es la misma que repiten en las redes: ¿de qué sirve negar una “enfermedad misteriosa” si lo que vive la gente cada día es una epidemia abierta, reconocida o no por el régimen?

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