
20 días de tensión: la confrontación entre Nicolás Maduro y Estados Unidos
Han pasado veinte días desde que Donald Trump ordenó el despliegue de buques de guerra en el Caribe frente a Venezuela, y en este breve lapso la crisis política y militar entre Washington y Caracas no ha hecho más que escalar.
Un inicio marcado por un ataque letal
El 2 de septiembre de 2025, Estados Unidos ejecutó un ataque contra una lancha rápida que, según el Pentágono, transportaba cargamentos de droga vinculados al Tren de Aragua y al Cartel de los Soles. El bombardeo dejó 11 muertos y fue presentado por Trump como una advertencia contra “los narco-terroristas”. Venezuela rechazó la versión estadounidense, calificó el hecho como una “fabricación” y llegó a insinuar que el video del ataque había sido generado por inteligencia artificial.
Nuevos ataques en alta mar
La operación no quedó en un hecho aislado. En los días siguientes, Estados Unidos confirmó tres nuevos ataques contra embarcaciones presuntamente vinculadas al narcotráfico:
Segundo ataque (15 de septiembre): una lancha fue destruida, dejando 3 muertos.
Tercer ataque (16 de septiembre): Trump anunció la neutralización de otra embarcación, aunque sin ofrecer detalles claros sobre víctimas o cargamento.
Con estas operaciones, Washington sostiene que busca cortar las rutas de narcotráfico que operan desde territorio venezolano, mientras Caracas denuncia una campaña de agresión y propaganda para justificar una intervención militar.
Escalada militar en ambos frentes
Tras el ataque, el Pentágono reforzó su despliegue en la región con destructores, marines y aviones F-35 en Puerto Rico. Caracas respondió con la movilización de 25.000 soldados en la frontera con Colombia y en los estados costeros, además de activar más de 15.000 bases de defensa integral y 5.300 unidades comunales de la Milicia Bolivariana, lo que Maduro presentó como una demostración de fuerza nacional.
En paralelo, el régimen lanzó las maniobras “Caribe Soberano 200” en La Orchila, con participación de más de 2.500 efectivos, buques de guerra y aeronaves de la Fuerza Aérea.
Propaganda y movilización interna
El chavismo ha combinado la estrategia militar con una ofensiva propagandística. El gobierno usó avatares generados por inteligencia artificial de figuras históricas como Simón Bolívar para promover la inscripción en milicias, asegurando que más de 8,2 millones de personas se han sumado al sistema de defensa popular. Además, Maduro adelantó nuevamente la celebración de la Navidad al 1 de octubre, en lo que analistas interpretan como un intento de distraer a la población en medio de la crisis.
Tensiones diplomáticas y denuncias internacionales
En lo diplomático, Maduro afirmó que la comunicación con Washington está “rota” y acusó a Trump de dirigir una agresión multiforme contra Venezuela. A su vez, Estados Unidos duplicó la recompensa por su captura a 50 millones de dólares.
En el plano internacional, la ONU denunció la represión sistemática contra familiares de opositores, describiendo un patrón de arrestos y desapariciones forzadas para infundir miedo. La Unión Europea, por su parte, aprobó sanciones contra 15 altos funcionarios, incluyendo a la presidenta del Tribunal Supremo, por avalar sin pruebas la victoria electoral de Maduro en julio de 2024.
Paralelamente, la Asamblea Nacional chavista aprobó en primera lectura un Tratado de Asociación Estratégica con Rusia, reforzando su eje político y militar con Moscú.
Incidentes recientes en el mar
En los últimos días, Washington ejecutó un segundo ataque en el Caribe, esta vez contra otra lancha vinculada al narcotráfico, que dejó tres muertos. Venezuela denunció la acción como un acto de guerra. Además, Caracas acusó a la Marina de EE.UU. de abordar un barco atunero venezolano dentro de su zona económica exclusiva, lo que aumentó la tensión en las costas.
En apenas veinte días, la confrontación entre Estados Unidos y el régimen de Nicolás Maduro ha pasado de un despliegue militar a un escenario de choques letales en el mar, movilización masiva de tropas y amenazas cruzadas de “lucha armada”.
Mientras Washington insiste en que sus operaciones son parte de la lucha antidroga, Caracas acusa una estrategia de cambio de régimen. En medio de la crisis, la población venezolana enfrenta el peso de una militarización acelerada y un clima de incertidumbre que amenaza con prolongarse.







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