Maduro eleva el tono ante despliegue naval de EE. UU. y amenaza con declarar una “república en armas”

La tensión entre Venezuela y Estados Unidos se intensifica tras el despliegue de una fuerza naval estadounidense en el sur del Caribe, que incluye destructores guiados por misiles, un crucero, un submarino de ataque y alrededor de 4 500 efectivos. Washington sostiene que la operación está dirigida a combatir el narcotráfico, pero Nicolás Maduro —acusado por la justicia de EE. UU. de liderar el “Cartel de los Soles” y que se mantiene en el poder por la fuerza tras perder las elecciones del 28 de julio de 2024— la califica de “pretexto” para un cambio de régimen.

Una amenaza sin precedentes, según Maduro

En declaraciones televisadas, Maduro afirmó que EE. UU. planifica “la mayor agresión al continente en un siglo” y advirtió que, en caso de un ataque, declarará una “república en armas”. Ordenó el despliegue de tropas a lo largo de la costa y en la frontera con Colombia, además de la movilización de civiles en las milicias bolivarianas, que asegura cuentan con más de 4,5 millones de integrantes.

Respuesta de Washington

El Departamento de Justicia de EE. UU. mantiene y refuerza su presión judicial. La recompensa por información que conduzca a la captura de Maduro fue duplicada en agosto a 50 millones de dólares, acusándolo de narcotráfico y de ser una amenaza para la seguridad regional.

Posturas contrapuestas

La Casa Blanca insiste en que el despliegue naval es parte de una operación multinacional contra el narcotráfico. Sin embargo, el discurso de Maduro apunta a presentar la maniobra como una intervención “imperialista” contra Venezuela.

Sectores de la oposición han visto en esta escalada militar una oportunidad para aumentar la presión internacional sobre el régimen, aunque no todos coinciden en respaldar una estrategia con riesgo de intervención armada.

Sin avances diplomáticos

Hasta el momento, no se registran avances en negociaciones políticas, cambios en sanciones por parte de la Unión Europea u otros organismos internacionales, ni liberaciones recientes de presos políticos. La confrontación se mantiene en el terreno militar y retórico, con un clima de incertidumbre que eleva el riesgo de incidentes.