Putin gana terreno en Alaska mientras Zelensky advierte sobre nuevas ofensivas rusas

La cumbre entre Donald Trump y Vladimir Putin en Alaska, celebrada esta semana, ha dejado un sabor amargo en gran parte de la comunidad internacional. Aunque ambos mandatarios calificaron el encuentro de “productivo”, el resultado real ha sido percibido como un triunfo simbólico para el Kremlin y un retroceso en la posición occidental frente a la guerra en Ucrania.

El giro de Trump y la alfombra roja a Putin

Trump abandonó su exigencia inicial de un alto al fuego previo a cualquier negociación, alineándose con la estrategia rusa de impulsar un acuerdo integral sin concesiones inmediatas. Este cambio fue interpretado como una victoria diplomática de Putin, quien no cedió terreno en sus demandas y aprovechó la puesta en escena para regresar al centro del escenario internacional.

El despliegue protocolar en Anchorage, con alfombra roja incluida, generó críticas dentro y fuera de Estados Unidos. En Washington, tanto demócratas como republicanos cuestionaron el recibimiento otorgado a un líder buscado por la Corte Penal Internacional, y señalaron que la cumbre proyectó debilidad en la política exterior estadounidense.

Europa refuerza su defensa y exige incluir a Ucrania

Las reacciones en Europa no tardaron en llegar. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, junto a líderes como Emmanuel Macron y Giorgia Meloni, subrayaron que cualquier solución debe incluir a Ucrania como parte activa de las negociaciones y garantizar su soberanía.

En paralelo, Bruselas anunció el plan “ReArm Europe”, con una inversión de 800 mil millones de euros para fortalecer la defensa común. La medida refleja la creciente preocupación por una eventual reducción del compromiso militar de Estados Unidos frente a Rusia.

Zelensky: “Sin Ucrania, no hay acuerdo”

Desde Kiev, el presidente Volodymyr Zelensky fue tajante: ningún acuerdo de paz es posible sin la participación directa de Ucrania. Rechazó de plano cualquier intento de negociar la cesión de territorios como el Donbás, calificando esta opción de inaceptable.

Zelensky advirtió además que, tras la cumbre, Rusia podría intensificar sus ataques aéreos sobre la capital y otras ciudades para ganar ventaja en futuras conversaciones. Al mismo tiempo, confirmó que viajará a Washington en los próximos días para reunirse con Trump y exigir garantías de seguridad firmes para su país.

Un triunfo de imagen para Putin, dudas para Trump

La cumbre en Alaska terminó sin acuerdos concretos ni anuncios de alto al fuego. Más allá de las fotos y declaraciones vagas, Putin se marchó con la ventaja de haber sido legitimado como interlocutor de Washington, mientras Trump quedó bajo la lupa de sus aliados occidentales por su aparente complacencia con Moscú.

La gran incógnita ahora es si este viraje en la política exterior de Estados Unidos abrirá una vía real hacia la paz o si, por el contrario, significará un debilitamiento del bloque que hasta hoy ha sostenido la resistencia ucraniana.

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