Golpiza y arresto de dos jóvenes en concierto en Guantánamo desata indignación

El pasado 11 de agosto, lo que debía ser una noche de música y celebración en la Plaza Pedro Agustín Pérez de Guantánamo terminó en violencia y represión policial. Durante el concierto de los artistas Danny Ome y Kevincito 13, dos jóvenes guantanameros fueron brutalmente golpeados y permanecen detenidos hasta la fecha, según denunciaron familiares y testigos.

Los jóvenes fueron identificados como Alejandro Cotilla Fuentes y Reidier Rodríguez Rodríguez. Ambos habían pagado 15 mil pesos cada uno para acceder a la zona VIP del evento, con la intención de evitar los habituales problemas que suelen producirse en actividades masivas en la ciudad.

De acuerdo con los testigos, la agresión comenzó cuando uno de ellos salió de la zona VIP para ir a la toilette, debido a que el baño del área exclusiva estaba colapsado. Al intentar regresar, los custodios le impidieron el acceso pese a que explicó que tenía una mesa reservada y tenía la manilla puesta. Incluso se le negó la posibilidad de mostrar la evidencia de su pago.

Ante esta situación, el joven comenzó a mover la reja reclamando su derecho a entrar al espacio por el que había pagado. Fue entonces cuando, según relataron los presentes, un agente policial se acercó y lo golpeó sin previo aviso. Acto seguido, se sumaron al menos otros seis policías que continuaron la golpiza.

Su amigo intentó defenderlo y también fue reducido con violencia. Ambos permanecen detenidos desde el 11 de agosto.

Familiares y allegados han difundido imágenes en las que se observa el resultado de la agresión. Uno de los jóvenes perdió tres dientes y presenta lesiones visibles en el rostro y el cuerpo.

Hasta el momento, las autoridades locales no han ofrecido una versión oficial sobre el incidente ni sobre la situación legal de los dos detenidos.

El caso ha generado indignación en Guantánamo, donde vecinos y amigos denuncian un uso desproporcionado de la fuerza policial y la falta de garantías mínimas para los jóvenes que, lejos de provocar desórdenes, habían pagado por estar en un espacio supuestamente seguro.

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