Activista cubana Maylen Díaz enfrenta riesgo de deportación tras rechazo de asilo en Estados Unidos

La activista cubana Maylen Díaz, exiliada en Estados Unidos desde hace casi cuatro años, denunció este sábado que el Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS) desestimó su solicitud de asilo político, colocándola en un limbo migratorio que podría culminar en una deportación hacia Cuba, un escenario que ella misma describe como una condena a muerte.

Díaz, quien participó en las históricas protestas del 11 de julio de 2021 en Camagüey junto a su padre, relató que desde entonces ha sido víctima de golpizas, interrogatorios y amenazas por parte de la Seguridad del Estado. Tras aquellos episodios, logró escapar de la isla con apenas una mochila y la dolorosa separación de su hija de seis años y sus padres, quienes ya rondaban los 70.

“Cuando salí de Cuba le juré a mi madre que nunca más volvería a poner un pie en esa tierra. Mi psiquis, mi ser y mi espíritu no soportarían regresar a un lugar que solo me ha dejado cicatrices y recuerdos de dolor”, escribió en un extenso testimonio publicado en redes sociales.

Un exilio marcado por la denuncia

Durante su estancia en Estados Unidos, Maylen Díaz asegura que no ha dejado de alzar su voz contra la dictadura cubana. “No he callado, no he dejado de señalar las injusticias. Pude haber sido una presa más de las miles que hoy están en las cárceles del régimen”, advirtió.

Su activismo no solo se centró en las secuelas del 11J. También enfrentó un proceso doloroso en Cuba para exigir justicia en un caso de abuso contra su hija, batalla que le costó años de acoso y tortura psicológica por parte de las autoridades, hasta que el agresor fue finalmente condenado.

“Vivir lejos de un hijo, sin saber cuándo volverás a abrazarlo, es como cargar con una daga clavada en el pecho: cada día se hunde un poco más, te desangra el alma, pero tienes que seguir porque ellos te necesitan de pie”, confesó.

“No regreso a Cuba ni muerta”

La activista fue categórica sobre su situación: “Yo, Maylen Díaz, no regreso a Cuba ni muerta. He dicho a mi familia que si la muerte me sorprendiera, no permitan que mi cuerpo sea llevado jamás a esa isla”.

En su mensaje, pidió a las autoridades estadounidenses considerar el peligro extremo que representaría una eventual deportación a Cuba. “Si algún día la opción es deportarme, no lo hagan. Mátenme. Sería condenarme a la más cruel, sádica e inevitable de las muertes”, afirmó.

Un clamor por protección

Díaz, que aún debe enfrentar una entrevista de “miedo creíble”, última oportunidad para demostrar ante el sistema de inmigración estadounidense el riesgo de persecución si es devuelta a su país, sostiene que su caso refleja la desprotección en la que se encuentran muchos cubanos que huyeron tras el 11J.

En la foto que acompaña su testimonio aparece junto a su padre, a quien describe como un orgullo por haber marchado a su lado aquel 11 de julio. En la misma imagen, señaló, se ve a una de las agentes policiales que la golpeó durante la represión.

Su clamor es claro: obtener la oportunidad de rehacer su vida en libertad lejos de un régimen que, asegura, solo le ha dejado “cicatrices y recuerdos de dolor”.

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