El vacío en la nevera de un guantanamero: retrato de la escasez en Cuba

Una imagen difundida por un residente guantanamero muestra el interior de su refrigerador: apenas una olla metálica, una taza, una jarra de plástico, un pequeño trozo de alimento envuelto en nylon y algunos utensilios dispersos sobre las rejillas. El resto es un espacio vacío iluminado por una bombilla, un reflejo tangible de la crisis alimentaria que atraviesa el país.

“Mi frío”, escribió el propietario en un mensaje acompañado de la foto. La expresión, sencilla pero cargada de significado, describe no solo la falta de alimentos, sino la fría realidad de miles de hogares cubanos donde los refrigeradores, otrora símbolos de seguridad alimentaria, se han convertido en meros recipientes de aire y esperanza.

En Guantánamo, como en gran parte del territorio nacional, la escasez golpea con fuerza. Los apagones prolongados, los precios desorbitantes en el mercado informal y la inestabilidad del abastecimiento en las bodegas han dejado a las familias sin capacidad para garantizar siquiera lo básico. La carne, los lácteos o las frutas frescas son lujos ocasionales, mientras que el pan y el arroz se han vuelto difíciles de conseguir.

El deterioro económico, sumado a un sistema de distribución ineficaz, obliga a la población a improvisar, estirar las raciones y priorizar qué se coloca en el refrigerador. En muchos casos, la electricidad intermitente provoca que se pierda lo poco que se logra almacenar, aumentando aún más la incertidumbre.

La foto de este guantanamero no es un caso aislado: es el espejo de una realidad que atraviesa la isla de oriente a occidente, donde los electrodomésticos funcionan como vitrinas del hambre y la escasez. En un país donde las cifras oficiales rara vez reflejan la magnitud de la crisis, las imágenes de neveras vacías hablan más alto que cualquier discurso.

Esta escena doméstica es, en esencia, un testimonio visual del costo humano de la crisis cubana: el vacío no está solo en las repisas del refrigerador, sino también en las mesas y en las posibilidades de un futuro inmediato con dignidad.

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