
“Cuba mejora… aunque nadie lo note”: la desconexión oficialista que indigna a un país en crisis
En una reciente aparición en la televisión estatal cubana, Francisco Rodríguez Cruz, más conocido como Paquito el de Cuba, aseguró que “Cuba mejora económicamente… aunque la gente no lo note (ni lo crea)”. La afirmación, hecha en el programa oficialista Cuadrando la Caja, ha generado una oleada de indignación en redes sociales y entre los ciudadanos de a pie que sobreviven, día tras día, a una de las peores crisis económicas en la historia reciente del país.
Rodríguez Cruz, vicepresidente de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), se refirió a supuestos signos de “desaceleración de la inflación” y “reducción del déficit fiscal”, en un intento de maquillar una realidad que resulta inocultable: salarios que no alcanzan, escasez crónica de alimentos, apagones interminables, servicios colapsados y una emigración masiva que refleja desesperanza, no optimismo.
Una frase que retrata el cinismo institucional
La declaración “aunque la gente no lo note” deja entrever una narrativa profundamente desconectada de la realidad. Pero más aún, encierra un mensaje peligroso: el problema no es del régimen, es del pueblo que no sabe ver el supuesto progreso. Esta estrategia retórica ha sido históricamente utilizada por los regímenes autoritarios para culpar al ciudadano de sus desgracias, reduciendo la verdad a una cuestión de fe.
Mientras tanto, en barrios como Centro Habana, Marianao o San Miguel del Padrón y en las provincias orientales, los cubanos enfrentan cortes eléctricos de más de 20 horas, comida que se pudre sin refrigeración, precios inalcanzables y hospitales sin insumos. Las cifras que el gobierno de facto usa como excusa son frías y manipulables. Lo que no se puede manipular es el estómago vacío ni la desesperación de una madre que no tiene con qué alimentar a sus hijos.
¿Por qué mienten?
Rodríguez Cruz no es un periodista libre, ni un académico independiente. Es un vocero funcional a los intereses del régimen. Su papel, como el de otros cuadros del aparato comunicacional, es sostener el discurso de “resistencia creativa” y “recuperación progresiva” que intenta justificar la permanencia de un modelo fracasado, a pesar del costo humano que implica.
En lugar de escuchar al pueblo, el régimen prefiere acusarlo de ignorante. En lugar de admitir su responsabilidad, prefiere inventar mejoras invisibles. Lo trágico no es solo la mentira, sino su banalización.
El pueblo no necesita retórica, necesita soluciones
La economía cubana no muestra señales reales de recuperación. No existe evidencia tangible que respalde un repunte sostenido. Si la inflación se desacelera, es porque el consumo interno se ha desplomado; si hay menos circulación monetaria, es porque la mayoría de los cubanos apenas logra subsistir. Según cifras reconocidas por el propio régimen, más de 310.000 personas han sido clasificadas como “vulnerables”, pero la cifra real podría ser mucho mayor. Cuando el gobierno admite un dato de esta naturaleza es porque la precariedad es tan visible, tan generalizada, que ya no puede ocultarla ni maquillarla.
Ante ese panorama, frases como la de Paquito el de Cuba resultan insultantes. No solo porque son falsas, sino porque revelan el desprecio con el que se trata a una población empobrecida, reprimida y silenciada.
La narrativa oficial, cada vez más sola
En las redes sociales, la reacción no se hizo esperar. Memes, críticas y mensajes de incredulidad inundaron plataformas como Facebook y Twitter, donde miles de cubanos desmintieron con sus testimonios lo dicho por el periodista oficialista. A pesar de la censura, el descontento se expresa, y crece.
La frase “Cuba mejora aunque la gente no lo note” podría convertirse, paradójicamente, en uno de los lemas que mejor describa el divorcio entre el poder y el pueblo. Porque lo que sí nota la gente, cada vez más, es que el discurso del régimen ya no convence a nadie… ni siquiera a quienes lo repiten en televisión.







Deja un comentario