
Régimen cubano acusa de terrorismo al ex preso político Ángel Cuza por portar un casquillo inofensivo y agujas de tejer
El ex preso político cubano Ángel Cuza permanece detenido desde el pasado 25 de julio en el centro de reclusión conocido como el VIVAC, en La Habana, tras ser arrestado arbitrariamente en la vía pública cuando se dirigía a realizar un trabajo para el sustento de su familia. La fecha coincide con la víspera del 26 de julio, efeméride que el régimen celebra como el Día de la Rebeldía Nacional, en conmemoración del asalto al Cuartel Moncada, aunque muchos cubanos la consideran una jornada de manipulación histórica y represión.
En un inicio se presumió que la detención de Cuza respondía al intento del régimen de mantenerlo encerrado durante esa jornada simbólica. Sin embargo, tres días después, la situación ha escalado de forma alarmante. Según denunció su esposa, quien pudo verlo este lunes 28 durante apenas 15 minutos, la Seguridad del Estado lo acusa ahora de “terrorismo”, una imputación que ha generado indignación y preocupación entre activistas y organizaciones de derechos humanos.
La absurda acusación se basa en que Cuza portaba consigo un casquillo de bala sin pólvora —un objeto que su esposa asegura ha llevado siempre como resguardo personal— y un par de agujas de tejer. Lo más insólito es que el mismo casquillo ya había sido registrado y devuelto por las autoridades como parte de sus pertenencias personales en una detención anterior. Es decir, el régimen intenta utilizar como prueba de terrorismo un objeto que él mismo reconoció previamente como inofensivo.
A este señalamiento se suma el hecho de que la Seguridad del Estado alega que Cuza mantiene relaciones de amistad con personas que el régimen ha incluido en una lista arbitraria de supuestos terroristas. Esta lista no ha sido sometida a ningún escrutinio judicial ni ha sido reconocida por organismos internacionales, y ha servido como instrumento para criminalizar la disidencia política dentro y fuera de la isla.
Organizaciones independientes han denunciado el caso como una muestra del uso político de la justicia en Cuba, donde el sistema legal actúa como herramienta de represión contra voces críticas. Ángel Cuza ya había sido encarcelado anteriormente por su activismo y ha sido víctima de vigilancia constante y hostigamiento desde su liberación.
El caso de Cuza no es aislado. Coincide con una escalada represiva en fechas significativas, en las que el régimen busca neutralizar cualquier expresión de descontento social, especialmente por parte de exprisioneros políticos o ciudadanos con trayectoria opositora.
La comunidad internacional está llamada a prestar atención a este nuevo atropello, que no solo criminaliza la disidencia, sino que pretende construir delitos donde no los hay, recurriendo al absurdo para justificar la represión.
Mientras tanto, la familia de Ángel Cuza teme por su integridad física y psicológica, y exige su liberación inmediata y sin cargos, así como garantías de respeto a sus derechos fundamentales.







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