
Murió Aris Teresa Bruzos, la entrañable Evarista de Vivir del Cuento
La televisión cubana pierde hoy a uno de sus rostros más queridos. A los 89 años, falleció en La Habana la actriz Aris Teresa Bruzos Núñez, quien durante más de una década interpretó a Evarista, un personaje inolvidable del programa humorístico Vivir del Cuento. Su partida no solo deja un vacío en la pantalla, sino también en el imaginario popular de millones de cubanos que la reconocían por su desparpajo, su picardía y su autenticidad.
Aunque su rostro se hizo conocido por la televisión en los últimos años, Aris Teresa no fue actriz de formación. Fue maestra, directora de escuelas, madre, abuela y ciudadana anónima durante gran parte de su vida. Solo en la tercera edad —cuando muchos se retiran— ella decidió empezar de nuevo, y encontró en la actuación un nuevo escenario desde el cual también educar, entretener y conectar con el pueblo.
Fue en 2008 cuando se integró a un espacio que entonces apenas despegaba: Vivir del Cuento. Allí surgió su alter ego televisivo: una vendedora callejera jubilada, vecina de Pánfilo, lista siempre para decir lo que pensaba con un tono sabroso, crítico y popular. Evarista no era solo un personaje: era un espejo de las abuelas cubanas que sobreviven en medio del desabastecimiento, el ingenio cotidiano y la dignidad que no se negocia.
Quienes trabajaron con ella recuerdan su profesionalismo y su chispa. A pesar de las limitaciones físicas que trajo la edad, jamás perdió la memoria, la sonrisa o las ganas de grabar. Incluso cuando ya no podía desplazarse con facilidad, el equipo del programa se adaptó a ella. “Vamos a grabar donde esté Evarista”, decían, reconociendo que su presencia era imprescindible.
Más allá de los estudios, Aris Teresa siguió activa: tejía, leía, conversaba con vecinos, asistía a actividades comunitarias. Su paso por la televisión nunca la hizo altiva ni distante. Hasta el final, fue una mujer de pueblo, cercana, con los pies en la tierra y el alma risueña.
Su legado va más allá de los episodios que protagonizó. Representa una lección de vida: nunca es tarde para empezar de nuevo, para descubrir talentos dormidos o para desafiar los límites impuestos por la edad. En tiempos donde muchos se sienten agotados o resignados, ella demostró que aún en la vejez se puede brillar.
En una Cuba que atraviesa tantas sombras, la luz de Evarista sigue encendida. Y aunque ya no la veremos en nuevos capítulos, su voz sigue resonando en nuestras memorias con esa mezcla de gracia y verdad que solo tienen las abuelas sabias.
Descanse en paz, Aris Teresa. Gracias por tanto.







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