El Padre Alberto Reyes denuncia el “cinismo revolucionario” del 26 de julio en una dura reflexión publicada en Facebook

El sacerdote cubano Alberto Reyes, conocido por su postura crítica frente al régimen, volvió a levantar la voz desde su perfil de Facebook con una contundente reflexión publicada el 26 de julio, fecha que el oficialismo celebra como Día de la Rebeldía Nacional. En su texto titulado “He estado pensando… (122)”, el Padre Reyes denuncia sin rodeos lo que califica como “el más puro cinismo” detrás del asalto al Cuartel Moncada, al que considera no un acto heroico, sino un sacrificio premeditado de jóvenes idealistas con fines personales de poder.

“La historia va recolocándolo todo, dejando paso a la verdad, que puede ser lenta, pero es imparable”, comienza afirmando el sacerdote, antes de desmontar uno de los pilares simbólicos del discurso revolucionario. Según Reyes, el 26 de julio no fue más que una “representación teatral a gran escala” urdida para catapultar a la fama a Fidel Castro, “un hombre enfermo de poder” que, asegura, utilizó la ingenuidad y el deseo de cambio de la juventud cubana para sus fines personales.

El párroco cuestiona con ironía los elementos más básicos de la narrativa oficial: “¿Cómo puede nadie mínimamente conocedor de la ciudad de Santiago de Cuba perderse y no encontrar el camino al Cuartel Moncada…?” y “¿Cómo nunca hubo un Plan B?”. Para él, estas inconsistencias solo evidencian el cálculo frío del líder, que supo cómo sobrevivir mientras otros morían.

Reyes afirma que desde aquel 26 de julio de 1953 hasta hoy, lo que ha imperado en Cuba es una historia sostenida sobre la mentira, la represión y la ruina progresiva del país: “Mientras se encumbra esta fecha como ‘la heroicidad de las heroicidades’, se extiende sobre este pueblo una mancha imparable de deterioro material y humano”.

En su análisis, el sacerdote traza un paralelismo entre los jóvenes de entonces y los de hoy. Si bien comparte que ambos grupos están marcados por el hartazgo, resalta una diferencia clave: “Ya no somos ingenuos, aunque nos sigan tratando como si lo fuésemos”. Apunta a un pueblo con los ojos abiertos, aunque paralizado por el miedo, que aún no logra organizarse para impulsar un verdadero cambio.

Las palabras del Padre Reyes reafirman su papel como voz moral dentro del complejo panorama cubano. En una sociedad sometida por la censura y la represión, sus textos siguen representando un eco de dignidad y conciencia que resiste, sin armas, pero con la fuerza de la verdad.

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