Ismary Bacallao denuncia llamado a estudiantes de medicina de 17 años para cubrir déficit hospitalario en Cuba

La activista cubana Ismary Bacallao denunció este lunes a través de su perfil de Facebook una preocupante convocatoria dirigida a estudiantes de Ciencias Médicas en La Habana, que sugiere la incorporación de adolescentes de tan solo 17 años a labores hospitalarias, en un contexto de severa crisis sanitaria y déficit de personal.

“Están enviando comunicados a estudiantes de medicina, sugiriendo que adolescentes de 17 años realicen trabajos para los que no están cualificados”, alertó Bacallao en su publicación, acompañada por capturas de pantalla del mensaje distribuido entre los estudiantes. “Mientras tanto, las brigadas médicas tienen alrededor de 30 mil cubanos cumpliendo ‘misión’, o mejor dicho, doctrina, en otros países”, añadió, denunciando el contraste entre la escasez de personal en el país y el uso político del personal médico en el exterior.

Según el comunicado compartido, emitido en virtud de la resolución 217, se solicita el apoyo de los estudiantes “sin importar su nivel de estudios ni edades”, ante el colapso del sistema de salud en la capital. Se ofrecen dos modalidades de participación: voluntariado o contratación. En este último caso, se contempla a estudiantes que hayan cumplido 17 años y hayan superado el primer año de carrera.

Entre los beneficios mencionados se encuentran la certificación del trabajo por parte del centro docente, el pago por las jornadas laborales —incluyendo guardias—, y actividades recreativas los sábados en el Club 500. El llamado incluye múltiples hospitales como el Hija de Galicia, Calixto García, Julio Trigo, Enrique Cabrera, Salvador Allende, Mazorra, entre otros.

La denuncia de Bacallao ha generado reacciones de indignación y preocupación entre usuarios en redes sociales, quienes ven en esta iniciativa una muestra más del colapso estructural del sistema de salud cubano y del uso irresponsable de menores en tareas médicas para las que no están preparados ni legalmente autorizados.

“Es el país del surrealismo”, escribió la activista, en alusión al desajuste entre las necesidades reales de la población cubana y las prioridades del régimen.

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