“No para cerdos comunistas”: mexicanos colocan cartel en banca que antes ocupaban estatuas de Fidel Castro y el Che Guevara

La polémica por el retiro de las estatuas de Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara del Jardín Tabacalera, en la alcaldía Cuauhtémoc, no se ha detenido. Tras la remoción de las figuras por orden de la alcaldesa Alessandra Rojo de la Vega, ciudadanos mexicanos colocaron un cartel en la misma banca donde se encontraban los monumentos, dejando un mensaje directo y provocador: “Esta banca está reservada para heroínas o héroes mexicanos, no para cerdos comunistas”.

La imagen del cartel ha circulado rápidamente en redes sociales, desatando intensos debates. Mientras algunos usuarios celebran la acción como un acto de reivindicación patriótica, otros la califican de discurso de odio.

El mensaje fue colocado durante la noche frente al Museo Nacional de San Carlos, donde originalmente fueron instaladas las estatuas en 2017 como parte de un proyecto llamado “El Monumento Encuentro”, que buscaba representar una conversación entre ambos líderes revolucionarios. Sin embargo, tal como reveló la alcaldesa, el proyecto nunca contó con la autorización formal del Comité de Monumentos ni con registros administrativos válidos.

La frase del cartel no deja espacio para la ambigüedad y refleja el sentir de un sector que rechaza enérgicamente la exaltación de figuras asociadas con regímenes autoritarios. “No puede ser que en pleno siglo XXI se rindan homenajes en espacios públicos a dictadores que violaron derechos humanos”, comentó un vecino de la zona que presenció la escena.

Aunque la alcaldía aún no ha emitido comentarios sobre este cartel en particular, la narrativa de la administración ha sido clara: “Aquí se cumple la ley” y los espacios públicos deben reflejar valores democráticos y pluralistas.

La acción también ha generado críticas desde sectores de izquierda y colectivos culturales, que consideran que el retiro de las estatuas y este tipo de expresiones extremas promueven intolerancia y censura ideológica.

Más allá de la polémica, lo ocurrido en la banca del Jardín Tabacalera se ha convertido en un símbolo del debate abierto que vive México sobre el tipo de figuras que deben ocupar sus espacios públicos, y sobre el papel de la memoria histórica en una sociedad democrática.

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