
Sor Nadieska Almeida: “Vivir en Cuba se ha vuelto una pesadilla”
La religiosa cubana alza nuevamente su voz contra el régimen en una dura denuncia sobre la realidad que vive la isla.
La hermana Nadieska Almeida, religiosa de la Congregación de las Hijas de la Caridad y una de las voces católicas más críticas dentro de Cuba, publicó un conmovedor texto en su perfil de Facebook titulado “Librando nuestras propias batallas”, en el que denuncia la profunda crisis que atraviesa el país bajo el régimen totalitario, al tiempo que reflexiona sobre el sufrimiento global causado por la guerra y la indiferencia.
En su publicación, la religiosa expone sin rodeos que Cuba vive una realidad de “miseria, angustia e inseguridad”, producto de un gobierno que “no acepta su incapacidad” y que, en lugar de rectificar con honestidad, se limita a “reinventar lo mismo con la misma materia prima: sus propios intereses”.
Sor Nadieska recuerda que el dolor de la isla no es sólo económico o material, sino también profundamente humano y espiritual. Denuncia la represión policial, los apagones interminables, la difamación sistemática contra quienes disienten, los incendios por el uso de carbón, la insalubridad y las condiciones precarias de vida que padecen millones de cubanos a diario.
“Seguimos avanzando hacia el retroceso”, afirma. Y añade que emigrar no significa abandonar a Cuba, sino buscar la libertad y la dignidad, “valores intrínsecos del ser humano”.
Con palabras que incomodan al poder, pero resuenan en los corazones de muchos, la religiosa lamenta que decir la verdad sea motivo de hostigamiento: “Me pregunto por qué puede ser tan molesta la verdad. Difamar, manipular, reprimir, amenazar, golpear, se han vuelto un ‘modus operandi’ que lo único que trae consigo es más rebeldía”.
La también enfermera y líder comunitaria advierte que la represión acumulada puede derivar en consecuencias graves si quienes tienen el poder de cambiar las cosas no actúan con justicia: “No es justo que nos sigan apagando la vida”, sentencia.
La publicación finaliza con un llamado a no renunciar al bien ni a la verdad, confiando en Dios como fuente de esperanza y resistencia ante tanto dolor: “A Él y en Él, toda mi esperanza y mi confianza”.
En medio de una Cuba convulsa, donde el miedo intenta silenciar la disidencia, la voz de Sor Nadieska Almeida continúa siendo un faro de coraje moral y espiritual.







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