
Padre Alberto Reyes Pías: “Necesitamos sanar el legado transgeneracional que nos ha enfermado como sociedad”
Un llamado a cuestionar el miedo heredado y a romper con los patrones de sumisión en Cuba
En una profunda reflexión publicada en su perfil de Facebook bajo el título “He estado pensando… (118)”, el sacerdote cubano Alberto Reyes Pías abordó uno de los temas más complejos del trauma colectivo en la isla: el legado transgeneracional del miedo, la sumisión y el adoctrinamiento.
“Un legado es una herencia, algo que se recibe de aquellos que vinieron antes”, comienza diciendo Reyes, para luego señalar con claridad que, en el caso cubano, esa herencia ha estado marcada por una cultura del temor a disentir, a expresarse libremente y a tomar decisiones autónomas frente al poder.
En su mensaje, el padre Reyes enumera cómo, a lo largo de décadas, se ha transmitido de generación en generación “el sometimiento como seguridad, el adoctrinamiento como cultura, la delación como un deber, la agresión al disidente como un acto heroico”, e incluso “la vida precaria y miserable como la virtud de resistir”.
Sin embargo, el sacerdote no se queda en la denuncia. Apunta también a una vía de transformación: la pregunta. Una simple pero poderosa interrogante que —dice— puede marcar el inicio de la sanación social: “¿Por qué?”
“¿Por qué tiene que ser así? ¿Por qué no puede cambiar la sociedad?”, se pregunta. Y con ello invita a los cubanos a asumir una postura activa frente a la realidad impuesta, a cuestionar la aparente inamovilidad de un sistema que ha hecho del miedo un instrumento de control.
Para Reyes, el acto de sanar el legado heredado no implica olvidar todo lo recibido, sino discernir entre lo que vale la pena conservar y lo que urge transformar. “Es igual de importante transformar lo que nos impide avanzar”, subraya, haciendo un llamado a convertirse en una generación “más libre, más plena”, capaz de construir una vida distinta y más digna.
“Estamos hartos de que sigan intentando hacernos creer que esta enfermedad es necesaria, heroica y, sobre todo, inamovible”, sentencia el sacerdote camagüeyano, quien se ha convertido en una de las voces más lúcidas y comprometidas de la Iglesia cubana frente a la crisis espiritual, moral y política del país.
Su publicación, en pocas horas, ha despertado un fuerte eco entre sus seguidores, especialmente entre quienes se identifican con el peso del silencio impuesto y las heridas invisibles que ha dejado la represión institucionalizada.
Desde su ministerio, Alberto Reyes Pías no solo habla de fe, sino también de conciencia cívica y responsabilidad histórica. En un país donde pensar diferente sigue siendo un riesgo, su voz resuena como un faro para quienes buscan un camino hacia la verdad y la libertad.







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