Estudiantes de la Universidad de La Habana exigen destitución de dirigentes de la FEU por encubrir el “tarifazo” de ETECSA

El descontento dentro de las aulas universitarias en Cuba ha comenzado a romper el cerco del silencio institucional. Este fin de semana, consejos de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) en seis facultades de la Universidad de La Habana aprobaron una solicitud formal para destituir de sus cargos al presidente y vicepresidente de la organización en esa institución, Hugo Fuentes Surduy y Daniel Alejandro Corrales Ponce, respectivamente.

La petición, que circula en grupos estudiantiles y canales de Telegram, se fundamenta en señalamientos de abuso de autoridad, ocultamiento de información relevante y desobediencia a los acuerdos adoptados por el propio Consejo de la FEU de la Universidad. En el centro de la controversia: el escandaloso aumento de precios de ETECSA que afecta directamente a los estudiantes, y la negativa de los dirigentes universitarios a pronunciarse al respecto.

Silencio cómplice frente al “tarifazo”

El detonante fue la postura pasiva —o más bien sumisa— de la dirigencia universitaria frente al rechazo masivo al aumento de tarifas anunciado por el monopolio estatal de las telecomunicaciones. Según los estudiantes firmantes, Fuentes y Corrales incumplieron acuerdos tomados en sesiones oficiales de la FEU, como emitir una declaración crítica sobre el alza de precios y leer públicamente dicha posición en un encuentro sostenido con directivos de ETECSA el pasado 3 de junio.

La negativa de ambos dirigentes a cumplir con lo pactado ha sido interpretada como una falta grave de responsabilidad, además de una traición a los intereses del estudiantado. La carta solicita su separación inmediata, aunque les permite postularse nuevamente tras un año fuera de funciones.

Estudiantes piden rendición de cuentas

La decisión de los consejos de las facultades de Filosofía, Historia y Sociología, Matemática y Computación, Psicología, Biología y del Instituto Superior de Diseño, representa un acto inusual —y valiente— dentro de las estructuras verticales del sistema universitario cubano. Por primera vez en años, se exige públicamente que los líderes estudiantiles rindan cuentas a sus bases.

En un país donde disentir suele tener consecuencias personales y académicas, este gesto revela una fractura en la fachada de unanimidad que durante décadas ha caracterizado a organizaciones como la FEU. Lo que está en juego no es solo la legitimidad de dos nombres, sino el derecho del estudiantado a ser escuchado.

Un síntoma del agotamiento del modelo

Este conflicto ocurre en medio de una crisis de representación más profunda. Cada vez más jóvenes cuestionan el papel de la FEU y la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), percibidas como extensiones del Partido Comunista y no como estructuras auténticas de participación.

Lejos de defender los derechos de sus miembros, estas organizaciones han optado por alinearse sistemáticamente con el poder, incluso cuando este atropella las condiciones mínimas para la vida académica y digital de los estudiantes.

El aumento de las tarifas de ETECSA no solo afecta el acceso a internet, sino que también restringe la posibilidad de estudiar, comunicarse, informarse y expresarse. Frente a esa realidad, la pasividad de la FEU en la Universidad de La Habana se ha vuelto intolerable para muchos.

Sin respuesta de los implicados

Hasta la fecha de publicación de esta nota, ni Hugo Fuentes Surduy ni Daniel Alejandro Corrales Ponce han respondido a las imputaciones. Tampoco lo ha hecho el Secretariado Nacional de la FEU, cuya reacción será determinante para evaluar si existe voluntad de escuchar a la base o si se optará por encubrir a sus protegidos.

La carta no es solo una exigencia interna: es una alerta política. La juventud universitaria está diciendo que ya no tolerará más estructuras decorativas ni figuras complacientes con el poder. Y lo está haciendo desde dentro, con las herramientas que aún le quedan.

Si la respuesta vuelve a ser el silencio o la represión, quedará demostrado una vez más que el verdadero problema no son los estudiantes que protestan, sino el sistema que los traiciona.

Fuente: Documento interno de la FEU de la Universidad de La Habana compartido en grupos de Telegram y citado por el Observatorio de Libertad Académica

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