
Enrique Tarrio lanza ICERAID: la app que convierte la delación de indocumentados en negocio cripto
El cubanoamericano Enrique Tarrio, conocido por su pasado como líder de los Proud Boys y su reciente indulto presidencial tras el asalto al Capitolio, ha vuelto al centro de la polémica con el lanzamiento de ICERAID, una aplicación que recompensa con criptomonedas a quienes denuncien a inmigrantes indocumentados en Estados Unidos.
La iniciativa, que Tarrio promociona como una herramienta de “seguridad ciudadana”, propone que cualquier persona pueda subir fotos, ubicación y supuestos delitos cometidos por individuos —desde estancia ilegal hasta tráfico de drogas o maltrato animal— y obtener a cambio tokens digitales llamados $RAID, emitidos en la blockchain de Solana.
Aunque Tarrio afirma que ICERAID “empodera a los patriotas” para colaborar con la defensa del país, organizaciones de derechos humanos y expertos legales han encendido las alarmas. La aplicación, lejos de estar vinculada oficialmente a agencias como ICE, actúa por su cuenta y riesgo, alimentando un modelo de vigilancia privada con tintes de cacería de brujas.
Criptomonedas por delatar: ¿vigilancia o estafa?
El sistema ofrece recompensas monetarias a quienes contribuyan con “información verificada”. Sin embargo, según medios especializados, la mayoría de los reportes enviados han sido rechazados, y la aplicación parece estar más enfocada en inflar artificialmente el valor de su token que en proveer información útil a las autoridades.
De hecho, varios analistas coinciden en que ICERAID funciona como fachada de una memecoin sin respaldo real. “Es un intento de capitalizar políticamente el miedo y socialmente el odio, usando la tecnología blockchain como excusa”, opinó un investigador en seguridad digital citado por The Verge.
Riesgos para los derechos civiles
Diversas voces han advertido que esta iniciativa puede convertirse en un arma peligrosa: permite denuncias anónimas, fomenta represalias personales disfrazadas de patriotismo, y carece de mecanismos claros de verificación o protección de datos. Además, el incentivo económico distorsiona el objetivo declarado de proteger la legalidad, desplazando la labor institucional de las agencias de inmigración a un terreno especulativo y sin regulación.
En redes sociales, defensores de Tarrio promueven el uso de la app como parte de una nueva tendencia llamada “GovFi” (gobierno financiado por criptomonedas), un concepto que, hasta ahora, no tiene ningún sustento legal y ha sido rechazado por juristas como un “delirio pseudotecnológico”.
Un precedente peligroso
Aunque Enrique Tarrio asegura que ICERAID es solo una herramienta “complementaria” a las políticas migratorias de Donald Trump, su lanzamiento pone en evidencia una radicalización del discurso antiinmigrante, ahora digitalizado y monetizado. En medio del clima electoral estadounidense, la app aparece como una provocación más que una solución.
Al cierre de este artículo, no existe constancia de que ICERAID haya sido aceptada por las tiendas oficiales de aplicaciones ni que tenga vínculos con organismos públicos. Sin embargo, su existencia plantea preguntas inquietantes: ¿Hasta qué punto se puede privatizar la persecución? ¿Puede un ciudadano común convertirse en cazador de otros por dinero?
En un país donde la vigilancia tecnológica ya genera debate ético, la propuesta de Tarrio abre la puerta a una peligrosa distorsión: la justicia transformada en negocio, y la delación recompensada como virtud.







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